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CARLOS CÓRDOBA, SU PARTIDA

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Los libros fueron su pasión. Bibliófilo de alma. Donde llegaba, traía con él su paz interior que se desprendía simplemente de su halo por el hecho de estar. Era un hombre claro, sincero, noble. No hablaba mucho, pero su palabra era exacta, precisa y siempre cargada de la oportunidad de aprender a su lado; sin grandilocuencia ni petulancia. Su humildad era superadora y ejemplar.   
Carlos Córdoba fue un imprescindible y desinteresado colaborador de la Biblioteca Goyena, tenía un recuerdo muy tierno de nuestra fundadora Ana Inés Manzo, la querida ‘Pola’. Cuando se resolvió concretar la idea de crear el Museo Bibliográfico, al que primero recurrimos fue a él, y su orientación dio extraordinarios resultados. Carlos fue un activo miembro de EARA – Encuadernadores Artesanales de la República Argentina.
También aportó mucha documentación al blog EL QUILMERO y sus aseveraciones eran enriquecedoras para el transcurrir de la historia quilmeña y su gente.
Son muchas, muchas las personalidades que fueron y son el Capital Social de Quilmes, Carlos Córdoba es sin ningún concepto ambiguo una de las de mayor dimensión.
A todos los que  fuimos sus amigos, sus compañeros de trabajo, sus colegas, sus alumnos y conocidos nos queda su imperecedera presencia.   (Chalo Agnelli)


Es tan grande la tristeza que no puedo dejar de llorar. Con Carlos Córdoba se fue un amigo de ésos que saben acompañar en silencio, abrazar con la mirada, tender el corazón en una mano y acariciar con la otra. Esos a los que el corazón no se les presta, se les da, porque a su vez ellos entregan el suyo. La mirada limpia. La palabra sabia. La compañía, aún en la ausencia. La manta tibia para despejar el frío de la soledad. El abrigo generoso, el amparo protector, la presencia que impone sólo la autoridad del humilde de cuerpo y de mente. El remanso que restaña heridas. La inteligencia inmarcesible, presente. A flor de piel. La integridad, siempre. Hombre y humano en el cabal sentido de la palabra. Pródigo de amor. Pudoroso. Querible y querido. Especial. Amigo. (Graciela Linari)


Chalo Agnelli
20/4/2018
 


LOS QUILMEROS EN LA FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO

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Lunes 30 de abril a las 18:30 hs Los Quilmeros estarán presentes en la FERIA INTERNACIONAL DEL LIBRO con: "Quilmes, 346 años y un bicentenario" y "Quilmes, 350 años, un bicentenario y un centenario"; presentarán el  Prof. Chalo Agnelli y la Asociación Historiadores Los Quilmeros, en el Pabellón Ocre, Stand  Nª 3223de la Ed. Buenos Aires Books,  "Museo Histórico Provincial “Guillermo Enrique Hudson" - "Asociación Amigos del Parque Ecológico Cultural Guillermo Enrique Hudson".

QUILMES, 346 AÑOS Y UN BICENTENARIO” (1666 – 1812 – 2012)

TÍTULOS

Centros históricos y centralidades urbanas. Quilmes y su casco histórico”. Por Arq. Marta Oliva Echelini; “Hoy salimos a caminar por...”. Por Prof. América Argentina Trgovcie; “Las tres fundaciones de Quilmes”, “Bicentenario de Quilmes Pueblo Libre” y “Las Instituciones Religiosas Del Barrio De La Colonia – Origen”. Por Prof. Chalo Agnelli; “Antiguos propietarios de Bernal y Don Bosco”. Por Ing. Rodolfo Cabral; “Una Aproximación a las demarcaciones de las propiedades ubicadas en el Sudoeste de Quilmes en el siglo XIX”. Por Lic. Juan Corvalán; “Escuela de Educación Secundaria Técnica N° 5 Reino de España”. Por Claudio Etcheverry. “La filosofía papelera de Massuh y algunos aspectos del nacimiento del peronismo en San Francisco Solano”, “¿Como sentimos a la Argentina?” y “Breve historia del ferrocarril provincial”. Por Lic. Víctor Gullotta: “Apuntes de la década infame en Quilmes – Curiosidades locales en los `30”. Por Lic. Jorge Márquez; “Los Acalianos del Valle Calchaquí” y “Los Pallamay”. Por Prof. Alejandro Re. “¡Villa Juanita. La historia de un barrio quilmeño!”.PorProf.Claudio Schbib



"QUILMES, 350 AÑOS, UN BICENTENARIO Y UN CENTENARIO14 AUTORES PARA TRES HOMENAJES"

TÍTULOS

1.- "Asesinato del profesor Alberto De Diego". Por Chalo Agnelli
2.- "Apuntes para la historia de nuestro origen". Por Mónica Cereda
3.- "Fundación de San Francisco Solano: 15 de mayo De 1949". Por Juan José Corvalán.
4.- "Rockquilmes" Por Ricardo Debeljuh
5.- "Veinticinco años entregando Banderas Argentinas". Por Claudio Etcheverry
6.- "Bernal: las plazas que no fueron".
Por Alejandro Gibaut
7.- "Quilmes y el patrimonio arqueológico; de la investigación a la comunidad".
Por Verónica Martí, Giselle Spellbrinck y Florencia Vázquez
8.- "Memorias de ‘La Coloma’, un lugar con historia… y una historia que contar". Por Marta Oliva
9.- "El Quilmes de Guillermo Enrique Hudson: historias, no tan conocidas de su presencia en la Ciudad…"Por Aníbal Rubén Ravera y Roberto Tassano
10.- "Historias de mi pueblo – El Barrio Arrieta".
Por Claudio Schbib
11.- "Periódico “La Mirada de Quilmes Oeste”, su historia."Por AméricaArgentina Trgovcie 

"A todos los que creen que la historia, aún, puede ser un modelo de cambio, un camino de paz, de equidad y de responsabilidad ciudadana."

JUANA PAULA MANSO (1819/1875), PATRICIA DE LA EDUCACIÓN PÚBLICA, EN QUILMES (1866)

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“La historia de todo pueblo o comunidad, es la resultante de un proceso evolutivo que se puede llegar a percibir, cuando tenemos, a través del tiempo, una noción más o menos clara, de las transformaciones y cambios operados”

Mercedes Martínez Vázquez
 
Por Chalo Agnelli/2016
Recuperamos unos párrafos del libro “Quilmes a través de los años” del Dr. Craviotto [1]donde destaca la figura de la polifacética educadora Juana Paula Manso el 150° aniversario de su paso por Quilmes y las secuelas de este acontecimiento.
 
A fines de noviembre de 1866, visitó Quilmes y sus dos escue­las [2] la inspectora y colaboradora de Sarmiento Juana Paula Manso, que llevaba el progreso a su paso. Con normas muy modernas, dejó de ser una inspectora terror de las maestras, así decía Sarmiento, para convertirse en una verdadera asesora y co­laboradora de las docentes. En Anales de la Educación Común (Revista de Educación) fundada por Sarmiento, [3]sobre todo en los cuatro números del año 1867, hay mucho material y an­tecedentes. Fue enemiga declarada de ciertas escuelas, que, ante la necesidad de enseñanza, habían instalado algunas personas, no ya sin títulos habilitantes, sino sin los más ele­mentales conocimientos, pero con muchas influencias. Así, en localidades cercanas a Quilmes, debió clausurar dos escuelas dirigidas, una, por una señora que no sabía leer ni escribir, a quien ayudaba en la tarea su hija de once años; otra, por una señora que ante la necesidad de mantener su hogar y con la base de su hija que habla cursado hasta ter­cer grado, había instalado escuela. Este tipo de docencia particular no pudo ser encaminado sino hasta la sanción de la ley de educación común. [4]Entre los conceptos que Jua­na Manso leyó en Quilmes, se encuentran los siguientes:
"La colonia no pensaba en escuelas, ni pensamos nosotros tampoco, porque eso que llamamos escuela, está lejos, pero muy lejos de parecerse a la escuela moderna, que tiene por misión educar al Soberano, que entre nosotros es el pueblo. Hemos hablado mucho y hemos hecho muy poco. Sin em­bargo, esos males tienen remedio fácil y seguro. La educación común, aplicada en todos los municipios de la cam­paña, haría en breves años desaparecer la diferencia tan sensible hoy, de ilustrados e ignorantes y los conocimien­tos adquiridos en la Escuela, mejorando la condición moral e intelectual de las masas, les abriría las sendas de la in­dustria propia, aplicada a las mejoras de las condiciones usuales de vida”.

Pidió la colaboración del vecindario: "Un municipio es una reunión de familias, por consecuencia, pesa sobre esos padres y madres la responsabilidad del des­tino de sus hijos" y estimuló la organización de comisiones vecinales. Y formuló un vaticinio: "estamos en Quilmes, a poca distancia del pueblo de la Ensenada y su puerto, que ya no puede soportar por más tiempo que nuestra pereza tradicional la deje inoficiosa en inútil, cuando ella ansia por población mercantil, por muelle y ferrocarril, que en diez o veinte años la hagan una gran ciudad comercial; para ello, em­prender la educación de todos los niños del partido, cons­truyendo nuevos edificios para escuelas, estableciendo es­cuelas agrícolas que prevengan las necesidades del porvenir.”
Recuerda que en las escuelas de esa época: [5]"ni el corazón ni la mente se cultivan. A esta clase de escuelas no se re­fería Rivadavia,  sino a la escuela dignificada, a la es­cuela que forma el corazón del niño; modela el carácter na­cional, abre las puertas de la ciencia, eleva la mente. La Escuela Común, costeada por todos para todos, sin dis­tinciones odiosas"(textual)
En su charla, en su lectura, como las llamaba, que tuvo lugar en la escuela de varones, pidió la colaboración del vecindario y trató de fomentar la instrucción pública, así como preparó las bases para establecer una biblioteca mu­nicipal. Desde los Estados Unidos, Sarmiento la felicitó por su charla y por la noticia de haber conversado aquí en Quilmes con el doctor José Antonio Wilde acerca del "Silabario Argen­tino", libro de lectura para la escuela primaria del que era autor nuestro médico.

UNA MUJER DE IDEAS

Juana Paula Mansofue pensadora, escritora, traductora, periodista, maestra y precursora del feminismo en Argentina, Uruguay y Brasil. 
Fue una mujer de férreas convicciones. No estaba dispuesta al apoltronamiento en que permanecían sus congéneres de las clases medias y más acomodadas, encerradas en los aposentos de una vida holgada y en los de la mera procreación, sin destino propio, sino el que les signaban los varones de sus familias - salvo las que poseían grandes fortunas como María Sánchez de Velasco y Trillo de Mendeville (ex viuda de Thompson), 'Mariquita' (1786-1868) -;  mujeres supeditadas a designios ajenos. Ella era curiosa, estudió, supo escuchar, reflexionar y razonar; se trataba con hombres de los que sacaría réditos intelectuales más que económicos, en contradicción con otras recurrían a los 'buenos partidos'. 
Nació el 26 de junio de 1819, fueron sus padres José María Manso, inmigrante andaluz, ingeniero y agrimensor y Teodora Cuenca, porteña, emparentada con Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno. Su padre que había llegado al país en 1799, era partidario del gobierno unitario de Bernardino Rivadavia.
MONTEVIDEO
En 1839, Juana Manso, con 20 años, emigra a Montevideo, donde, en 1841, en dos habitaciones de su casa funda el 'Ateneo de Señoritas'.Su idea era que la educación era la clave de la emancipación. Escribió: “Vosotros, ricos, ¿por qué no las educáis ilustradas, en vez de criarla para el goce brutal? Y vosotros, pobres ¿por qué le cerráis torpemente la vereda de la industria y el trabajo, y la colocáis entre la alternativa de la prostitución y la miseria?”.
BRASIL Y EL PERIODISMO
Nuevamente debió emigrar al Brasil, donde entre 1852 y 1854, dirigió "O Journal das Senhoras", el primer periódico de Latinoamérica destinado al público femenino. En 1854, fundó, en Buenos Aires, 'Álbum de Señoritas', muy similar a su contrapartida brasileña. En ambos, la temática se centraba en la literatura, el teatro y reflexiones sobre la condición de la mujer.
Fue en Brasil que comenzó a tratar a Francisco de Saá Noronha, un violinista portugués del que se enamoró y con quien se casó a los tres meses de conocerse.
 ESTADOS UNIDOS 
Viajaron a Filadelfia, Estados Unidos, donde tuvo la primer hija, Eulalia. La gira de su marido fue un fracaso. Este puso sus frustraciones en su brillante mujer y la sometía cotidianamente a malos tratos. Mientras Noronha malgastaba el poco dinero ahorrado, Juana volvió a la escritura.
CUBA
Vivieron en Cuba durante un corto período, pero suficiente para enamorarse de la maravilla de su paisaje y de la pasión de su gente por la vida. Llegó a creer que ese era su lugar en el mundo, sin embargo, hacia 1848, regresaron al Brasil, en el trayectonacHerminia, su segunda hija. Poco tiempo después, él la abandonará y partirá a Portugal con otra mujer, dejándola sin posibilidades económicas ni para ella ni para su progenie; quedó totalmente sin recursos, pero esto no la amilanó y puso en escena las obras teatrales que había escrito junto a su esposo: "La Familia Morel", "A Saloia", "A Esmeralda" y "Rosas", obteniendo gran éxito en Brasil. Las ganancias obtenidas y tras el fallecimiento de su padre resuelve volver a Buenos Aires.
OBRA LITERARIA 
Escribió el primer compendio de historia argentina, es autora de novelas históricas donde denunciaba la situación de los más postergados de la época: la infancia y las mujeres; exigía la libertad religiosa, el matrimonio civil y la protección para los pueblos originarios. Esos fueron sus objetivos de reivindicación, la toma de conciencia.
Fue poeta, pero no puso en ello mucha pasión ni continuidad, sus poesías se publicaron con seudónimo, en los diarios 'El Nacional' y 'El Constitucional'. En 1843, publicó las poesías “Una Tumba” y “Una lágrima para ella”, y un manual para la "Educación inicial de niñas". 
En Brasil había presentado un conjunto de coplas y análisis filosóficos que tituló: “Fragmento sobre una momia egipcia que se halla en Río de Janeiro”. 
En su novela "La familia del comendador" se explica su postura contra la esclavitud. 
En 1852, había publicado la novela "Los misterios del Plata", donde denunciaba las persecuciones del gobierno Federal. 
En 1962, redactó el "Compendio de historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata", un manual para difundir en las escuelas. 
Durante 1864, escribió en la sección a su cargo titulada “Mujeres Ilustres de la América del Sud” en la  publicación "La Flor del Aire". Siguió el drama teatral "La Revolución de Mayo de 1810", y el relato "Margarita", en donde refleja la hipocresía de las relaciones de pareja en el siglo XIX. 
Se destacó como gran oradora; en reuniones callejeras con una voz tonante denunciaba las opresiones de la época, pero no faltaron las ocasiones que la agredían con piedras y gritos y apostrofándola, “Juana la loca”.
 LA FUNCIÓN PÚBLICA
Según cuenta Felipe Pigna en un artículo publicado en la revista Viva, Manso conoce a Domingo Faustino Sarmiento en 1859, gracias al escritor José Mármol, quien se lo presenta y el sanjuaninola promueve como directora de la Escuela Normal Mixta Nº1, en el barrio de Monserrat. 
Juana en 1867, atraída por los postualdos sobre la educación de Sarmiento, colabora activamente en la campaña pora su elección a la presidencia. 
Será después, en 1868, con la llegada de Sarmiento a la primera magistratura, que ella amplía su actividad pública. Promueve la fundación de bibliotecas, distribuye 'Los Anales'. En 1869 se convirtió en la primera mujer en integrar, como vocal, el Departamento de Escuelas, y dos años después, Nicolás Avellaneda la incorpora en la Comisión Nacional de Escuelas.Sus principales contrincantes fueron las señoras de la Sociedad de Beneficencia, a pesar de que ella había estudiado en la Escuela de Monserrat fundada por aquella Institución. 
SUS ÚLTIMOS AÑOS 
Hasta sus últimos días siguió enseñando a leer y a escribir a los niños y a mujeres analfabetas. Abjuró de la iglesia católica e ingresó al culto anglicano. Antes de morir, le pidieron que renegase de su fe para poder ser enterrada en el cementerio local que sólo admitía a católicos, pero no lo hizo. Murió a los 55 años, el 24 de abril de 1875, en condiciones muy humildes. Sus restos fueron exhumados en el cementerio inglés, con la siguiente leyenda:

Aquí yace una argentina que, en medio de la noche de la indiferencia que envolvía a la patria, prefirió ser enterrada entre extranjeros antes que profanar el santuario de su conciencia”.

En 1915, fueron trasladada al Panteón del Magisterio, en el cementerio de la Chacarita.
 DIJO JUANA


“Quiero probar que la inteligencia de la mujer, lejos de ser un absurdo o un defecto, un crimen o un desatino, es su mejor adorno, es la verdadera fuente de su virtud y de la felicidad doméstica. La sociedad es el hombre: él solo ha escrito las leyes de los pueblos,  sus códigos; por consiguiente, ha reservado toda la supremacía para sí; el círculo que traza en derredor de la mujer es estrecho inultrapasable (sic), lo que en ella clasifica de crimen, en él lo atribuye a la debilidad humana; de manera que, aislada la mujer en medio de su propia familia, de aquella de que dios la hizo parte integrante, segregada de todas las cuestiones vitales de la  humanidad por considerarse la fracción más débil, son con todo obligadas a ser ellas las fuertes y ellos en punto a tentaciones, son la fragilidad individualizada en el hombre."
HOMENAJE A JUANA MANSO EN LA ESCUELA N° 1
EL SOL, VIERNES 17 DE SETIEMBRE DE 1965.
“Hoy a las 15, el personal directivo y docente de la Escueta l, rendirá homenaje a la educadora Juana Paula Manso en el local escolar de la calle Rivadavia y Sarmiento. Desarrollándose los actos conmemorativos conforme al siguiente progra­ma: 1) Himno Nacional Argentino, interpretado por el coro de la Institución; 2) Himno a Sarmiento (coro); 3) palabras por la rectora del col­egioNacional y miembro del Instituto Sarmiento de Sociología e Historia, señora Rosa Bucich de Von Schultz; 4) entrega de un retrato de Juana Manso, obra del artista local René von Schultz van Esse, por el presidente del Instituto y rector del Colegio San Jorge, profesor Juan Carlos Lombán; 5) recepción del retrato y presentación del artista por la directora de la Escuela y miembro del instituto, señora Lila A. Giordano de Campelo; 6) “Rimas dedicadas a Sarmiento”, autoría de Juana Manso, recitadas por alumnos de 1° inferior; 7) dramatización a cargo de alumnos de 6°  grado; 8) “Una Escuela”, poesía por una alumna de 6° grado y finalmente 9) “Adiós a la maestra”, canción. (coro)

Compilación Chalo Agnelli
Quilmes, 24 de abril 2015
BIBLIOGRAFÍA
Agenda de las Mujeres, el portal de las mujeres argentinas, iberoamericanas y del mercosur.
http://agendadelasmujeres.com.arLewkowicz, Lidia F. “Juana Paula Manso (1819–1875): Una mujer del Siglo XXI”. Corregidor, Buenos Aires 2000.
Miguens, Silvia. “¡Como se Atreve!”, Ed. El Ateneo. 18 de agosto de 2011

Mizraje, María Gabriela, “Argentinas de Rosas a Perón”, Biblos, Buenos Aires, Año 1999. 
Ocampo, Irene, Fernández, Elizabeth, para RIMAweb 
Pigna, Felipe. Mujeres tenían que ser”, Buenos Aires, Editorial Planeta, 2011.
NOTAS

[1] Capítulo IX - Título 16. Pp. 216 a 218
[2] El 25 de mayo de 1863 se había inaugurado la Escuela Pública N° 1 para varones que también albergaba a la Escuela N° 2 de niñas. Todavía la enseñanza no era mixta pues no se había dictado la Ley 1420.
[3] Escribió su creador Domingo F. Sarmiento el 1 de noviembre de 1858.“El objeto especial de esta publicación es tener al público al corriente de los esfuerzos que se hacen para introducir, organizar y generalizar un vasto sistema de educación.”
[4]El 8 de julio de 1884 fue promulgada por el Gobierno del Gral. Roca, la ley 1420 de educación universal, gratuita, obligatoria, gradual y neutra, con el objetivo de formar un espíritu hegemónico nacional conforme a los ideales del laicismo positivista.” (Mario César Giordán)
[5]Recordamos que hasta ese entonces la mayor parte de las escuelas de primeras letras estaban pajo la égida de la Sociedad de Beneficencia y esta institución designaba a los maestros.

SOCIEDAD DE FOMENTO DE LA COLONIA O DE QUILMES OESTE

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Chalo Agnelli

A partir de 1888, comenzaron a arribar a Quilmes y, específicamente a su zona menos poblada como La Colonia, una notable cantidad de industrias - algunas de esas que hoy llamamos Pymes - siguiendo la huella honda de la firma Bemberg y Cía, con la  'Brasserie Argentine Quilmes' o Cervecería Argentina Quilmes.
Gran parte de la mano de obra provino de los incesantes grupos migratorios (períodos 1850-1880 y 1880–1930) que arribaron al país y decidieron transitar sus vidas, formar familias y hacerse un futuro al sur de la Capital Federal; por las posibilidades laborales, la adquisición de propiedades a bajo costo y largos plazos de pagos.
Así se fue gestando una comunidad de intereses y una unificación de fuerzas. Ese gregarismo, ese Capital Social, promovió el mutualismo.
Modelos de Capital Social asociativo fueron los clubes barriales y las Sociedades de Fomento. Estas últimas fueron verdaderas promotoras de educación y cultura, además de brindar esparcimiento deportivo, festivo y, sobre todo, la provisión de servicios. 
La Sociedad de Fomento de La Colonia fue fundada el 27 de mayo de 1924. Tuvo un trascendente accionar en el progreso de la zona comprendida entre las vías del ferrocarril y las avenidas 12 de Octubre, Urquiza y Rodolfo López.
Su primera comisión directiva estuvo integrada, como presidente, por el Ing. Rafael Fernández González y el Sr. Adolfo J. Blinkhorn, secretario. [1]  
Las primeras reuniones se realizaro en  la casa de don Eugenio Luis Calzetta en la calle Cervecería (hoy Gran Canaria) N° 491, esquina Islas Malvinas;  luego tuvieron sede en la Av. Carlos Pellegrini 120, frente a la plaza Aristóbulo del Valle.
El ingeniero Fernández González fue el principal propulsor de la creación de esta entidad. Un hombre de inquietudes y de honesto compromiso social. Compenetrado con las necesidades de sus vecinos y de una solidaridad activa y sin restricciones de ningún tipo. Su muerte temprana el diciembre de 1939 causó hondo pesar en toda la vecindad y la población de Quilmes pues su noble figura se había extendido a todo el Partido.

En junio de 1926 se realizó un banquete en homenaje al ingeniero Rafael Fernán­dez González, por la Asociación de Fomento La Colonia y Quilmes Oeste y la adhesión de numerosos vecinos. Fue servido en el 'Salón de los Espejos" (o Salón Amarillo) del Palacio Municipal. Se puso de mani­fiesto las simpatías de que goza el obsequiado, uno de los más decididos propulsores del adelanto de La Colonia. Ofreció el homenaje don Agustín Perli con palabras de afecto y aliento. Hicieron también uso de la pa­labra, a pedido de los concurrente, los señores David J. Canova, el maestro José Sosa del Valle, director de la Escuela Normal, el Dr. Emilio Torre, Juan Cassiau y Dr. Gotardo Pedemonte, que abundaron en frases oportunas por la labor deingeniero Fernández González.Se firmó un pergamino recordatorio del homenaje, obra excelente del artista lo­cal J. M. Fernández (periódico "El Plata"
, junio, 27 de 1926)

 En 1931, estuvo presidida por el Juan A. Fernández, con la secretaría del Sr. Francisco Rao y tesorero Manuel Fernández, secundados por Manuel Hernández, Santos Bonavita, José Citate, J. Casaza, Antonio Pristipino, Pedro Mazzone, Carlos Schmassman y otros que figuran en la comisión del año siguiente. 
En 1932, según acta del 10 de abril, fue designado presidente el entusiasta vecino Rao; vicepresidente 1°, Dr. Antonio Di Bartolo; 2°, Juan Fernández; secretario, Arq. Iacobucci, que también tuvo una notable actuación en casi todas las instituciones de la zona; completaban la lista Manuel y Francisco Fernández, Carlos Cómoli, Ramón Cabali, Modesto Feo; Gabriel Dekmak, Juan Musante, Mateo Genovese, Antonio Delgado, Guillermo Noack, Eugenio Luis Calzetta (en cuya casa de Carlos Pellegrini 120 se hicieron las primeras reuniones), Luis Nardini, Ramón Cababié, Primitivo Maderal, Ernesto Kots.

Homenaje y placa al Ing. Rafael Fernández González, realizado en el cementerio de Ezpeleta al año de su fallecimiento. La que dirige la palabra al público asistente es la Prof. Elsa Vacca de Toro

Fueron presidentes de otras comisiones directiva: Jorge E. Urién,  J. Vezzulla (1945); y la integraron: Francisco Schulz, Antonio V. M. Rocca, Adolfo Lenhardt, Francisco Llense, Mario Giani, Dr. Juan Cassiau, Pedro Bino, Pedro Mergasi, Ing. Juvenal Toro, Agustín Perli, David J. Cánova, Armando Agnelli, Luis Navone,Juan Binelli, etc. 
OBRAS
 Entre las obras que destacaron a la Institución figuran: la construcción de edificios adecuados para la escuela N° 83 (fundada entre los barrios de La Colonia y Villa Armonía, como Escuela Láinez Nº 36, el 14 de junio de 1919) y para la N° 17, que hasta 1936, se hallaba en la calle Tres de Febrero N° 64 y el 17 de mayo de ese año, se traslada a la calle Entre Ríos y Manuel Quintana, con fondo sobre la calle Corrientes, y se la bautizó “Leonardo Rosales(ver en este blog nota del 16/3/2010); se promovió el arbolado de la avenida Vicente López pues era la arteria más importante que unía Quilmes con Bernal; estimuló a los vecinos para que construyan veredas frente a sus propiedades; realizó gestiones municipales y provinciales para la creación de la plaza "Aristóbulo del Valle"(Avenidas Vte. López Pellegrini y calles A. del Valle e Islas Malvina, ver en este blog nota del domingo, 1 de febrero de 2015, “La plaza Aristóbulo Del Valle o placitade la Colonia") en 1926; para que se abriera un túnel en el paso a nivel de la calle Pellegrini-Alsina; y para que se extiendan las redes de línea telefónica, la cloacal y la eléctrica.

Más adelante la Sociedad de Fomento pasó a denominarse Unión vecinal Plaza Aristóbulo del Valle”(2) con sede en la calle Gran Canaria 563, donde contaba con una biblioteca barrial. Cuando la Sociedad de Fomento cesó en sus funciones gran parte de los libros de esta Biblioteca fueron donados en 1989, por el Sr. Carlos Calzetta, hijo de don Eugenio Luis Calzetta, a la Biblioteca Popular Pedro Goyena, así como otros elementos de la Sociedad.

FOTO: COMISIÓN DIRECTIVA POR-COMPRA TERRENO Y CASA. MARZO 7 DE 1946. Parados de Izq. a Der.: Pedro Bino, Adolfo Lenhardt, Francisco Llense, Arq. Iacobucci. Sentados de Izq. a Der.:  Dr. Antonio Di Bartolo, Jorge E. Urien, Mario Giani y Eugenio Luis Calzetta. Lugar: Cervecería 491 (hoy Gran Canaria), foto Santiago de La Fuente)
Prof. CHALO AGNELLI
DE “LA COLONIA DE VALERGA 1ᵃ ED. EDITORIAL TIEMPO SUR QUILMES, 2010. Pp. 96 Y 97
Colaboración. Prof. Mora Camarero Deprati de Barati 
Biblioteca Popular Pedro Goyena 
NOTA



[1]El Plata. Pág. 59 
(2) Ver en EL QUILMERO del domingo 1 de febrero de 2015, “LA PLAZA ARISTÓBULO DEL VALLE O PLACITA DE LA COLONIA”





COMPAÑÍA de TRAMWAYS de BUENOS AIRES y QUILMES - LINEA N° 22 (1940 circa)

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Vez pasada me preguntaban que hace a nuestra identidad quilmeña y en mi limitada concepción afirmé: 1° nuestro principio como pueblo originario que nos dio toponimia y gentilicio; 2°  Sumamos una nueva nota a las precedentes del blog sobre el tema que acá tratamos: “El Tren y El Tranvía - Desventuras del Progreso” (Colaboración); “Había Una Vez… Un Tranvía” (Colaboración); “El Tranvía a La Ribera”; “El Tranvía 22”; “El Transporte público en los años ' 40... y un poco más acá”; tomada de la guía telefónica del partido de Quilmes de José A. Faggiano (circa 1940) que recibimos del vecino tenor Jorge Giabbanelli.


TARIFAS PARA TRANSPORTES DE CARGAS DE TODA CLASE ENTRE BUENOS AIRES, BERNAL Y QUILMES Y VICE VERSA
CLASE 1ᵃ

• Para artículos que no sean de primera necesidad y en general paraartículos de lujo. Peso mínimo a cargar 100 kilos.

Tarifas por cada 1000 kilos, divisibles en fracciones de 10 kilos.

Entre Buenos Aires y Bernal y vice-versa $ 11.18

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 14.90

Entre Buenos Aires y Quilmes vice-versa $ 11.59

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 15.45

CLASE 2ᵃ

Para artículos de almacén, ferretería en general, etc. Peso mínimo a car­gar 100 kilos.

Tarifas por cada 1000 kilos, divisibles en fracciones de 10 kilos.

Entre Buenos Aires y Bernal y vice-versa $ 7.94

por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 14.90

Entre Buenos Aires y Quilmes y vice-versa $ 8.26

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 15.45

CLASE 3ᵃ

Para artículos en general de construcción, máquinas, etc. Peso mínimo a cargar 1000 kilos.

Tarifas por cada 1000 kilos, divisibles en fracciones de 100 kilos.

Entre Buenos Aires y Bemol y vice-versa $ 5.15

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 14.90

Entre Buenos Aires y Quilmes y vice-versa $ 5.38

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 15.45

CLASE 4ᵃ

Para artículos en general de peso o volumen considerable. Peso mínimo a cargar hasta 5.000 kilos

Tarifas por cada 1000 kilos, divisibles en fracciones de 100 kilos.

Entre Buenos Aires y Bernal y vice-versa. $ 2.98

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 14.90

Entre Buenos Aires y Quilmes y vice-versa $ 3.09

Por vagón completo, hasta 5000 kilos $ 15.45

ADMINISTRACIÓN

EN QUILMES: Calle Córdoba y Cervecería Argentina.

ESTACIÓN BUENOS AIRES: Calle Herrera N° 2456.
Chalo Agnelli
 

"QUILMES DEBE UN HOMENAJE A CARLOS ALBERTO CÓRDOBA" (COLABORACIÓN)

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Por Prof. Víctor Andreoli
Para Perspectiva Sur
Hay en Quilmes figuras míticas de la cultura que atraviesan la fotografía, el cine, la literatura, la escultura, la pintura, el canto, el teatro, la historia, las ciencias. Seguramente los premios, las muestras, las presentaciones de libros, los recitales, ponen en el espacio público a personas que sueñan, maceran esos sueños, bocetan, debaten, crean y luego exponen para pasar a ser considerados artistas, creadores, científicos.

Una lista incompleta (siempre) permite pensar en Aníbal Gordillo (poeta, cuentista, cineasta, pintor, docente, pero públicamente químico, también); Ladislao Bodnar (artista plástico y químico, aunque sus memorables clases fueran de Física); Chalo Agnelli (historiador incansable de las instituciones y personas); Pedro Patzer (hombre del folklore, periodista, escritor); Lorenzo Oddone (fotógrafo multipremiado de la década del ‘80); Chani Suárez y Julio Lacarra, también figuras fundamentales del canto popular.
En el ámbito de la Educación podemos pensar en Faustino Beltrán (doctor en Química, maestro, creador de la Didáctica de la Química criolla, fundador del ISFD 24); Francisco Salustio (docente, fundador de escuelas y proyectos educativos); José María Medina (mítico director del Chaparral, entre los años ‘60 y 1974); Lorenzo Camera (arquitecto, director del Chaparral hasta su intervención en 1976, docente de Matemática).
Más recientemente Carlos Cebeiro (profesor de Química, creador del proyecto que puso al Chaparral en la escena pública en los ‘90, este año se cumplen 25 años de la 1ᵃ participación de esa Escuela en una Feria Mundial de Ciencias).
Cada uno tomó la palabra en público, presentaciones de libros, efemérides, actos escolares, exposiciones, clases y desde allí  debatió, argumentó, defendió, criticó. Pero hubo una figura silenciosa, que desde una invisible trinchera de una biblioteca, construyó puentes indestructibles con todas las Artes y Ciencias: Carlos Alberto Córdoba. 


Quilmes le debe un homenaje. No matemos con silencio su obra, su construcción institucional donde estuvo, en cada lugar que estuvo. Lo perdimos hace muy poco y el dolor es profundo. No salimos todavía del primer duelo.
El año pasado en la Feria del Libro en el Chaparral, circulaba con un fuerte dolor en su espalda. Ni eso lo detuvo. Después su cuerpo dijo basta. Pero sus mails enviando artículos destacados, muestras, presentaciones, links, reseñas de libros, etc., lo mantienen vivo.
Carlos no es cenizas, es fuego que arde cerca de un grupo de jóvenes que leen apasionadamente un libro que él les ayudo a descubrir. 
 Víctor Andreoli
andreoli.victor@gmail.com
Perspectiva Sur - CORREO DEL LECTOR
07/05/2018
Ver en EL QUILMERO del viernes, 20 de abril de 2018, “Carlos Córdoba, Su Partida”
 

HOMENAJE A TRES RELEVANTES MUJERES DE QUILMES

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Merecido y justo homenaje realizó la Asociación Amigos de las Artes a tres mujeres que a lo largo de sus vidas hicieron un considerable aporte a la educación y a la cultura quilmeña: Angélica Beatriz Lacunza, Susana Parody y Haydeé Trinca. El acto se realizó en el Salón de los Espejos de la Casa de la Cultura el sábado 5 de mayo de 2018.

De Angélica Beatriz Lacunza - Biche’, como cariñosamente la apodaron desde pequeña sus familiares, amigoscolegas y ex alumnos -, hemos dado sustancial racconto de su trayectoria en la  docencia, desde su egresó en 1947, como maestra de la Escuela Normal Nacional Alte. G. Brown de Quilmes - institución en la que ejerció largos años - y licenciada enLetras de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires,  y como poeta la cualificamos en las páginas de ‘LAS LETRAS DEL QUILMERO’ del miércoles, 21 de febrero de 2016, “Angélica Beatriz Lacunza y la poesía en Quilmes” y delviernes, 16 de marzo de 2018, “Antología poética de Angélica Beatriz Lacunza”. Su vasta producción literaria  alcanzó relieve internacional ya que su obra se estudia en la Universidad de Antioquía de Medellín, Colombia.


Haydeé Trinca de Eusebi es una eximia pianista, concertista y presidenta de la Fundación Filarmónica Quilmes. Su camino en la música y el sostenimiento de la Filarmónica fue firme y constante, además dejó una secuela calificada de jóvenes músicos, entre los que se encuentran sus hijos Luis y María de los Ángeles. [1]


Susana Parody, también egresada de la Escuela Normal de Quilmes en 1946; ex directora del High School (1982-1989), de significativa actuación desde 1952 en la Escuela de Artes Visuales Carlos Morel, donde ejerció como empleada administrativa ad-honorem, supernumeraria, accedió a la secretaría, a la regencia del área de plástica, a la vicedirección y la dirección; estuvo presente en circunstancias complejas del desarrollo de dicha escuela de artes, con un desempeño ejemplar; en 1985, se retiró de la gestión directiva para acceder a la jubilación, después de 33 años de labor.[2] La profesora Parody pertenece a una insigne familia de educadores. [3]


Quilmes ha dado extraordinarias y eficaces personalidades en todas las actividades humanas: la música en sus amplias manifestaciones, la plática, la literatura, el arte en general, la  ciencia, en dinamizadores culturales, educadores, en la investigación historiográfica, la dramaturgia... estas tres nobles mujeres lo ponen en clara evidencia y son, en sí mismas, modelos del Capital Social de nuestro “gransudbonaerense”.

 

Prof. Chalo Agnelli
NOTAS

[1] Ver en EL QUILMERO DE LA INMIGRACIÓN del domingo, 4 de enero de 2015, LOS EUSEBI, HISTORIA DE DOS MIGRACIONES.

[2] Castellini, Lidia y Salvanescki, Julio D, “Apuntes para una historia de la Morel” Ed. Tiempo Sur. Quilmes, abril del 2000. Pág. 37.

[3] Ver en EL QUILMERO del miércoles, 23 de septiembre de 2009, ELENA RISSO DE LLULL, UNA MAESTRA FUNDADORA.


DISERTACIÓN SOBRE LA HISTORIA DE SAN FRANCISCO SOLANO

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por  "InquietudesSur"

El próximo sábado 12 de mayo a las 19:00 hs. en la sede de la Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi (calle 843 Nº 2466, San Francisco Solano), el Licenciado Juan José Corvalán presentará su investigación “Los Arroyos Las Piedras y San Francisco a través de la Cartografía”. El trabajo consiste en el análisis de documentos recopilados en distintos reservorios de documentación como Archivo General de la Dirección de Geodesia de la Provincia de Buenos Aires y la Mapoteca de la Biblioteca Nacional, entre otros.
El encuentro se realiza con motivo de que el martes 15 de mayo se cumplirá un nuevo aniversario del remate fundacional de nuestra localidad: San Francisco Solano, sucedido a las 14:00 hs. del Domingo 15 de mayo de 1949.
Jorge Márquez, Gerardo Varaldo, Gerardo Barbieri y Juan Corvalán, al finalizar este último la exposición en la Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi el 5 de septiembre de 2015. Foto Archivo: http://inquietudessur.com.ar
El expositor escribió un artículo sobre este tema, que fue publicado en el libro “Quilmes, 350 años, un Bicentenario y un Centenario. 14 autores para tres homenajes”, editado por Buenos Aires Books Ediciones en el año 2016.
Licenciado en Administración y Gestión Cultural, Corvalán a lo largo de su formación académica tuvo docentes de la talla de Ricardo Santillán Güemes y se instruyó con textos de Adolfo Colombres, Ezequiel Ander Egg, Rodolfo Kusch, entre otros, que lo llevó a adherir a la concepción antropológica de la cultura, adicionando a ello un espacio preferencial al Desarrollo Local.
En esta línea, en el año 2009 coordinó el Ciclo Itinerante Pasado y Presente de Nuestros Barrios, que obtuvo Auspicio y la Declaración de Interés Cultural por la Secretaría Cultura Presidencia de la Nación (Resolución SC Nº 424/2009) y la Declaración de Interés Municipal de Quilmes (Ordenanza HCD Nº 11266/09 – Promulgado Decreto 5438/09). Desde fines del año 2016, promueve ante las autoridades del Honorable Concejo Deliberante de Quilmes el tratamiento de la Iniciativa Huellas del Pasado que consiste en declarar sitios históricos municipales a cinco lugares en el Oeste de Quilmes. La avenida General Mosconi, por ser la traza del Camino Real a Chascomús, que data al menos del año 1772; El Mojón de los Quilmes, en la intersección de Donato Álvarez y 822 por ser punto georreferencial más antiguo en el Oeste de Quilmes, documentos oficiales lo mencionan su existencia en el año 1773; la diagonal de la avenida Santa Fe entre 889 y el arroyo San Francisco, por ser una arteria de al menos 110 años de antigüedad; La agrupación de cuatro ejemplares de árboles de eucaliptos de gran porte ubicados en la intersección del Camino General Belgrano y la Avenida Isidoro Iriarte (ex San Martín), por ser la antigua propiedad de don Andrés Baranda, quien recibiera semillas de eucaliptos importadas por orden de Domingo Faustino Sarmiento como política forestal; y La Estación del Ferrocarril Provincial Km. 46,139 correspondiente a San Francisco Solano.
 Periódico “InquietudesSur”
http://inquietudessur.com.ar
Ver en EL QUILMERO
del martes, 3 de octubre de 2017, “TRATAMIENTO DEL HCD QUILMEÑO SOBRE LOS PRIMEROS SITIOS HISTÓRICOS DEL SUDOESTE DE QUILMES”

jueves, 6 de abril de 2017, “PRIMERA JORNADA DE HISTORIA DE SAN FRANCISCO SOLANO”



"EL NACIMIENTO DE BERNAL" POR ALEJANDRO GIBAUT

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El próximo sábado 19 de mayo se llevará a cabo la segunda charla del Ciclo de Conferencias Histórico-Regionales auspiciado por la Junta de Estudios Históricos de Quilmes. En esta oportunidad Alejandro Gibaut hablará sobre "El Nacimiento de Bernal". Los esperamos el sábado 19 a las 17.30 horas en el Museo Histórico Regional "Almirante Brown", Lavalle 481 (casi esquina 25 de Mayo), Bernal.


EL CENTRO CULTURAL “LEÓN FOURVEL RIGOLLEAU” 1978 - 24 DE MAYO - 2018 (COLABORACIÓN)

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LEGADO DE IVONNE NECOL DE F. RIGOLLEAU

Por Ana María De Mena
A fines del Siglo XIX Gastón Fourvel Rigolleau importaba papel y tinta a la Argentina y, cuando una huelga de obreros paralizó la producción de frascos de vidrio para envases, empezó su fabricación, para seguir proveyendo tinta, por entonces un importante medio de escritura sobre papel, además de los lápices.
El Ing. Pierre Roubalski y la sra. Ivonne Necol de Fourvel Rigolleau.

Entre 1906 y 1908, construyó en Berazategui la planta fabril a la que dio nombre. Su hijo, Víctor León Fourvel Rigolleau continuó la evolución de la que fue la empresa vidriera más importante de Sudamérica, trayendo artesanos europeos que formaron a los sopladores argentinos. Recorría establecimientos fuera del país observando tecnologías y productos, para incorporar a la firma.
Con la dirección del maestro Gerónimo Narizzano, fundó allí el Ateneo Rigovisor, instituto de perfeccionamiento para obreros de la firma que extendió sus actividades a la población, ofreciendo gratuitamente alternativas de formación y de divulgación cultural. Propició además experimentaciones artísticas, de donde nacieron talladores reconocidos como Francisco Ragas, el escultor Félix Berdyszczak y la vitralista Lucrecia Moyano. Fue una vanguardia educativa que dejó huellas en varias generaciones. En lo artístico inició a pintores y escultores de trayectoria destacada. 
 La viuda de León Rigolleau en su piso del edificio Kavanagh, cuando contaba ochenta y cinco años de edad.

El Ateneo Rigovisores reconocido como una de las primeras iniciativas de capacitación al personal, por parte de una industria en nuestro país. Es también, el lugar donde germinaron las incontables semillas artísticas que sembró Gerónimo Narizzano, como lo hizo en la Biblioteca Popular Manuel Belgrano, los talleres municipales y el Centro Cultural motivo de este artículo.
León, recordado por quienes lo conocieron como un hombre atento a las necesidades de su personal  estaba casado con una mujer francesa, Ivonne Necol. Ella apoyó que propiciara en Berazategui la creación de un cuartel de bomberos voluntarios, una sala de primeros auxilios, el Policlínico del Vidrio y otras iniciativas que contribuyeron al crecimiento comunitario. Ellos apadrinaron la Parroquia Sagrada Familia.
 Dino Pazzelli, Martín Castro, Angel Palmero, Mabel Harsich, A. M. de Mena, Félix Berdyszak, y un prefecto funcionario de entonces, escuchando a Gerónimo Narizzano, en una muestra (diciembre de 1976)

Rigolleau se retiró de la empresa en 1958, y falleció dos años después. Tiempo más tarde, la plazoleta ubicada entre las calles 14 entre Pellegrini y Garay, fue bautizada con su nombre, igual que la avenida de acceso desde el Camino General Belgrano. Sin hijos, su esposa también se desvinculó del directorio de la firma.
Ivonne conservaba vidrios artísticos y cristales especiales, acumulados a lo largo de viajes por los cinco continentes. A veces se quejaba porque las mucamas rompían sin querer alguna pieza mientras la limpiaban.
En los años '70 residía en un piso del Edificio Kavanagh de Buenos Aires, cuyo ascensor principal no usaba, por no cruzarse con Alfredo Martínez de Hoz ministro de Economía del Proceso, quien vivía allí, y por temor a un atentado, a propósito de su presencia. Utilizaba el elevador de servicio.
Una entrevista publicada años después consigna sus propósitos “Yo deseaba recordar el nombre de mi esposo construyendo un edificio que estuviera en la comunidad por la que tanto cariño guardaba… además León adoraba el vidrio y por eso dedicó sus afanes a investigar y divulgar sus usos”. 
Así proyectó construir un museo del vidrio en Berazategui, pese a la resistencia de familiares que desaprobaban las inversiones que demandaría. No oyó reclamos y afrontó las dificultades de ese propósito con un proyecto del arquitecto Emilio Menvielle, y los únicos alientos de un amigo de su esposo, el Ing. Pierre Roubalski, y el de una hermana.
Roubalski había formado parte de varias iniciativas para el progreso de Berazategui, como la instalación de telefonía automática, la puesta en marcha del Instituto Politécnico Industrial y haber colaborado con la Sala de Primeros Auxilios de Ranelgh, el colegio Nuestra Señora y la Comisión de Cultura. Entonces vivía en Buenos Aires en las proximidades del Congreso Nacional y semanalmente visitaba el distrito. Era un hombre cordial, menudo, que llevando un portafolio de cuero negro recorría algunas oficinas dela municipalidad, saludaba a sus conocidos y dejaba caramelos en los escritorios; para los fines de año los reemplazaba por calendarios de bolsillo que hacía imprimir con alguna frase reflexiva.
Él fue clave en algunas decisiones de la señora de Rigolleau, por ser una persona en la que ella confiaba. En más de una ocasión la escuchó lamentarse porque afrontó disgustos con la construcción del edificio, y debió pagar dinero extra al previsto en el presupuesto inicial. Esto ocurrió porque hubo anomalías. Como ejemplo, se puede citar que el alfombrado del auditorio se colocó dos veces dado que en la primera fueron insuficientes los metros de alfombra comprada…
Eran los primeros años de la década del ’70 que transcurrieron para ella entre desatinos como el citado y objeciones familiares.
Mientras tanto en Berazategui la Dirección de Cultura había estado casi inactiva durante bastante tiempo, porque el proceso militar la había considerado un reservorio de jóvenes de izquierda. Una serie de circunstancias ocasionales - hoy anecdóticas - determinaron que se reimpulsara el área, a cuyo frente fue designada Mabel Beatriz Harsich de Slingo, de la cual dependían el Jefe de Ceremonial y Prensa y los empleados. Ellos eran Enrique Héctor Rodríguez, el fotógrafo Leonardo Ledesma y la periodista que esto escribe. En el equipo de Cultura estaban Don Gerónimo Narizzano y las profesoras Graciela Cerutti y Ana María Cora que llevaban adelante talleres de arte. A ellos se sumaron Ema Fedele de Biancolini y Rodolfo Simar Rossi que se desempeñaban en otras áreas municipales. También se incorporaron el Prof. Pedro Carlos Costa, Alicia Edith Müller, Don Félix y María Margarita Berdyszak.
 El público en el auditorio, observa a Palmero, Roubalski, M. Harsich, E. Rodríguez, G. Narizzano, A. M. de Mena, P. Costa, B. Fedele, R. Rossi, L. Ledesma, G. Cerutti, F. Berdyszak, M. Berdyszak, A. Müller, M. Amisano, E. Martinotti, A. Gargarello y Ferrer Pasquetti.

El secretario de Gobierno del que dependía la citada Dirección era el Prefecto (RE) Angel Arturo Palmero, quien se encargó de visitar a la viuda de Rigolleau, previas entrevistas pactadas por intermedio del Ing. Roubalski. Sus modales galantes, sus palabras corteses y la compañía de una esposa agradable,encaminaron acciones para persuadir a la sra. Ivonne, yterminaron por convencerla de donar el edificio a los vecinos, a través de la cesión al Municipio.También hubo que hacer gestiones ante el Obispado de Avellaneda, en cuya diócesis estaba incluido el partido de Berazategui, propietario de los terrenos sobre los que se había levantado el edificio. Éste constaba de un auditorio, una sala, oficinas y vivienda para un sereno.
El resto fueron trámites que se hicieron sin pérdida de tiempo y, finalmente, el 24 de mayo de 1978, se inauguró el Centro Cultural "León F. Rigolleau". La señora Ivonne asistió al acto satisfecha de haber conseguido el propósito de recordar el nombre de su esposo. Lo hizo acompañada de su hermana Mercedes. Las puertas se abrieron con una muestra del maestro Gerónimo Narizzano, un concierto del guitarrista Cacho Tirao y un recital poético con Biby Fedele, Pedro Costa y Rodolfo Rossi. 
 Baldosa de cerámica, diseñada y pintada por el personal del Centro Cultural “León F. Rigolleau”, que fue obsequiada en mano, a modo de tarjeta navideña, a auspiciantes y colaboradores.

Al ingresar el público recibió escarapelas -era la Semana de Mayo- y las señoras fueron obsequiadas con ramitos de violetas, gesto que se reiteró en las veladas de galas previas al día patrio de los años siguientes.
Fuera de programa el secretario de Gobierno habló al público -el auditorio estaba colmado- y fue convocando al escenario a quienes habíamos trabajado. Llegaron tan hondo sus palabras que, poco a poco y uno a uno, fuimos bajando la cabeza emocionados. A medianoche se entonó el Himno Nacional con lo que concluyó una jornada inolvidable para quienes asistimos. 
EL EQUIPO DE TRABAJO INICIAL Y LOS PRIMEROS PASOS 
Dos años antes aproximadamente, habíamos comenzado a desempeñarnos en el séptimo piso del monobloc donde funcionaba la Municipalidad. Éramos un grupo de entusiastas que trabajábamos con mucho empuje, como ocurre cuando hay pasión. Para todos, especialmente para quienes éramos más jóvenes, se convirtió en un espacio para el aprendizaje, la creatividad, y el crecimiento. En muchos aspectos fue Narizzano el maestro del que aprendimos sobre muestras, talleres, cómo encarar una actividad, cómo definir un catálogo, por dónde transitar los senderos de la cultura y sus múltiples expresiones…Por Mabel Harsich supimos de los procedimientos administrativos.
En los primeros tiempos de actividad fuimos conformando un equipo donde las jerarquías estaban en los sellos, porque a la hora de trabajar todos hacíamos de todo… Pintar un cubo que soportaría una vasija de cerámica, tramitar el préstamo de un objeto histórico en un museo, barrer el piso, conseguir el patrocinio de alguna empresa para afrontar gastos, limpiar vidrios o dialogar con el agregado cultural de una embajada… Que la sala y el auditorio lucieran en orden y armonía era el objetivo y nadie rezongaba por hundir las manos en un balde con detergente.
Así nos fuimos conociendo y las charlas de trabajo se intercalaron con asuntos personales cotidianos, que derivaron en la conformación de un clan unido.
Inicialmente, en un intento de sumar experiencia, se crearon comisiones honorarias de artistas plásticos y de música. La primera estaba integrada por Ludovico Pérez, Ferrer Pasquetti, Angel Gargarello, Mario Amisano y Enrique Martinotti, acompañados por Narizzano y Berdyszak que eran parte del plantel de Cultura.
¿Cómo olvidar aquellos tiempos de planificación y acción constante? Imborrables las rabietas entre Narizzano y Ferrer Pasquetti que se sacaban chispas y apreciaban a la par, mientras los testigos obligados improvisábamos excusas rápidas para huir de lo que se avecinaba al ver llegar a Pasquetti…
Debido a que el Centro Cultural quedaba a cuatro cuadras del edificio municipal, era una suerte de isla ajena a la burocracia, donde las reglas generales de los empleados públicos se podían dejar de lado. Las actividades de los talleres, los ensayos, los espectáculos, generalmente se hacían por la tarde y la noche; entonces el horario matutino del resto del personal no encajaba en el área cultural. Igual ocurría con el uso de guardapolvos - que eran de color rosa para el personal administrativo y celeste para el de maestranza - ya que a los asistentes a una velada de gala, un concierto o una vernissage, se los recibía con indumentaria que no los incluía. Detalles como esos eran vistos como privilegios inexplicables por el  resto del personal municipal…
Igual ocurría con el pago de las horas extras, cuando alguna medida las restringía… en Cultura hacían falta para cubrir la apertura de muestras y espectáculos, siempre fuera de los horarios administrativos corrientes, por lo que tronaban voces lejanas de los que no entendían…
El público percibía la pulcritud de cada actividad, pero en la organización, los montajes y las puestas a punto, corríamos invariablemente en los ratos previos, y con imaginación sorteábamos inconvenientes de último momento. El espectador no advertía que éramos un equipo-todo-terreno, luchando para que la hora inaugural llegara con el trabajo terminado. Y, casi siempre lo lográbamos en el límite. Éramos una suerte de incorregibles marginales de la administración pública.
En esos quehaceres lidiábamos con los vientos adversos. Y, a veces, con la ignorancia. En una ocasión en que actuaría la Camerata Bariloche al precio de ofrecer un refrigerio a los integrantes después del espectáculo, el funcionario al que debimos pedir autorización para ese gasto mínimo, preguntó con curiosidad ¿Y los de la Camerata, qué hacen…bailan?
También éramos un grupo de inconscientes… En pleno proceso militar, no nos dábamos cuenta de los riesgos y arremetíamos con fuerza. En época de listas negras, invitamos a actuar al Cuarteto Vocal Zupay,  prohibido a principio de los ‘80. Confiábamos en la calidad de lo que hacían y nos lanzábamos a la difusión para lograr que el público asistiera, sin medir a qué nos exponíamos.
Una carta que tiempo después envió Roberto Nazer, el representante de los Zupay, ilustra la situación y lo insensato de nuestras andanzas, donde dice: “…Gracias por la ocasión que nos ofrecieron para ponernos en contacto con la magia, que todavía hoy es posible. Gracias a ustedes. Ojalá tengamos alguna vez ocasión para ejercitar la obligación de la reciprocidad”. 
Imposible entrar en detalles, pero vale mencionarla presencia de Mederos, el Pro Música de Rosario, el Coro Nacional de Niños, diálogo con Ernesto Sábato, muestras de numismática, de artesanías argentinas, de artistas reconocidos, del humor y la historieta con dibujantes famosísimos… Así llegó el crecimiento que no se detuvo.
Una constante era buscar ideas para solventar gastos, porque durante muchos años la Dirección de Cultura funcionó sin un presupuesto asignado. Pedíamos, fundamentábamos, intentábamos convencer a las autoridades… y terminábamos redoblando esfuerzos y encontrando alguna alternativa medio subrepticia que nos auxiliara.Cuando se colocóel mástil en el frente del edificio también apelamos al ingenio y con la gente amiga de Obras Públicas que acondicionó una columna de alumbrado acondicionadainstalarlo e izar la Bandera por primera vez.
Y en esos fragores, festejábamos cumpleaños, reíamos con las tarjetas personalizadas que Pedro Costa diseñaba, algunas con caricaturas, que trascendieron tanto que desde los lugares menos pensados le llegaban los pedidos para otras “producciones”. Las otras tarjetas, las de saludo navideño que entonces se estilaban, eran ediciones especiales en las que trabajábamos en equipo para imprimirlas en serigrafía. Y en una ocasión fueron tabletas de cerámica con la fachada del Centro Cultural que pintamos entre todos antes de hornearlas. Cuánto amor y cuánto empeño, casi sin darnos cuenta!
A veces reíamos hasta llorar… Y lloramos emocionados en varias oportunidades. También defendíamos los proyectos ante quien hiciera falta. Urdíamos terribles venganzas para los que demoraban el trámite que impedía pagar un gasto necesario… que terminábamos costeando con nuestro dinero hasta que alguna vez lo recuperábamos… porque casi nada frenaba el quehacer. Sintiéndonos incomprendidos y  furibundos, al rato una nueva idea nos ocupaba y olvidábamos lo que habíamos tramado para desquitarnos.
Excepto una vez en que - a riesgo de ver rodar nuestras cabezas sin piedad - tomamos revancha. Fue pública, muy notoria y grande la diversiónde mucha gente durante semanas… Pero esa travesura/resarcimiento será motivo de otra historia, o, acaso, de una historieta.
Mientras tanto, aquí queda constancia del espacio compartido que contribuimos a poner en marcha y  dejó una impronta significativa en los que participamos. Cada uno siguió su camino, saludablemente marcado por esas experiencias. El Centro Cultural continuó creciendo, gracias al talento de mucha gente, y a la paciencia de mucha otra.
En la memoria de los que seguimos un derrotero propio y en los que se fueron retirando de aquel primer equipo de trabajo, quedó intacta la hebra invisible que nos une a ese tiempo de realizaciones incesantes. Entonces podemos decir con Johann Paul Richter “La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”. Al contrario, estamos en el espacio - único y privilegiado - de los iniciadores, del que nunca nos iremos. Un espacio donde muchos sueños fueron posibles.
Por Lic. Ana María de Mena
Fotos de la autora

Centro Cultural Municipal "León F. Rigolleau"construido en terrenos contiguos al Instituto Politécnico Industrial de Berazategui. Calle 15 Nº 5675 - http://www.berazategui.gov.ar

“O L I V E I R A…CAPTURANDO AL TIEMPO” UNA AUSENCIA MÁS...

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El individuo no es más que la suma de múltiples humanidades entre las que él media. La impresión de unidad que mostramos se cubre ineludiblemente con nuestras inhibiciones. Los que los demás llaman ‘nuestro carácter’ no es más que el escudo que protege lo que somos en realidad, una estructura social destinada a las interrelaciones, pero suficientemente eficaz. Sólo el arte revela al individuo, lo pone en evidencia, lo muestra tal como es: la poesía, todas las manifestaciones de la música, la danza, todas las expresiones de las artes plásticas, toda la literatura que engloba al mundo… El individuo creador revela, imprevisiblemente, todo aquello que le preocupa tanto en esconder. El artista no nos miente en su obra y su obra es su integridad más absoluta y pura.
Hoy noche del 24 de mayo de 2018 acaba de fallecer Manuel Oliveria a los 90 años de edad.  El texto que precede es la introducción a una obra biográfica que estábamos elaborando con el Maestro. A su familia, amigos, admiradores, alumnos, detractores y a todo Quilmes y el arte nuestro pésame. 
 Dos grandes Roberto Calaza y Manuel Oliveira.

Chalo Agnelli

CURIOSA HISTORIA DEL TÉRMINO CULTURA (COLABORACIÓN)

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Etimológicamente la palabra cultura proviene del latín ‘cultus’ que significa cultivar la tierra, acción que era un deber irrenunciable del pueblo romano.
Para los romanos esta era una actitud integral.Con el tiempo el significado se fue desplazando a otro tipo de cultivos: el científico, el tecnológico y muy especialmente al desarrollo de las bellas artes: la música “seria” y la “gran” literatura. Esta visión restringida, se afirma a partir del Renacimiento.De esta manera, el término cultura queda asociado al “refinamiento espiritual”.
A finales del siglo XVIII el filósofo J. Herder caracteriza la cultura como espíritu del puebloy valoriza la fuerza vital del mismo.
A mediados del siglo XIX surge la Antropologíacomo ciencia y se produce un giro fundamental al iniciar la conceptualización de la cultura. Es ineludible destacar las dos primeras definiciones: Gustav Klemm escribió hacia 1855, “… costumbres, informador, y destrezas, vida doméstica y pública, en la guerra y en la paz, religión, ciencia y arte”... (yque) ... se manifiesta en las ramas de un árbol si están deliberadamente conformadas; en la fricción de maderas pan obtener fuego; en la cremación del padre fallecido; la pintura decorativa de un cuerpo humano: la transmisión de la experienciapasada a la nueva generación”.
Edward B. Tylor influido por Klemm, en 1871, definió: "Ese todo complejo que incluye conocimientos, creencias, arte, moral, ley, costumbres y toda capacidad y hábitos adquiridos por el hombre en tanto miembro de una determinada sociedad.
En la década del setenta la UNESCO reflexiona: “La cultura definida únicamente a partir de criterios estéticos no expresa la realidad de otras formas culturales. Hay una tendencia unánime a favor de una definición socio-antropológica de la cultura que abarque les rasgos existenciales, es decirlos modos de vida y de producción, los sistemas de valores las opiniones y creencias.
Hoy, el término cultura es utilizado de una manera muy restringida. Una restricción que encierra eldesprecio por la sabiduría popular.
Este viaje se inició con un vocablo europeo y culminará con uno guaraní, que refleja el espíritu de lacultura. Ñande rekosignifica nuestro modo de ser. Nuestro modo de estar, nuestra ley.

Lic. Juan Corvalán.

Para la revista Encontrarnos. Mayo 2007

FUENTE

Olmos Santillán Güemes. Educar en Cultura. Ensayos para una acción integrada”. Editorial CICCUS. Buenos Aires, 2000

"DON MANUEL BELGRANO" TERCERA JORNADA DE LA JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS

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Siguiendo con el Ciclo de Conferencias Histórico-Regionales mensuales organizadas por la JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS para este año 2018, que se iniciaron el 17 de abril, con la "Biografía del Dr. José Antonio Wilde" dada por el Prof. Ch. Agnelli en la Biblioteca P. Pedro Goyena, seguida por Alejandro Giabut, quilmero y delegado de la Goyena ante la Junta, sobre "El nacimiento de Bernal" realizada en el Museo Regional Alte. Brown el 19 de mayo, en esta oportunidad, miembros del Instituto Belgraniano de Quilmes y Berazategui hablarán sobre nuestro prócer Don Manuel Belgrano, el sábado 9 a las 18.00 horas en la Casa de la Cultura, Rivadavia y Sarmiento, Quilmes.

CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO TUCUMÁN – 83 AÑOS

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  El 4 de junio de 1935, un grupo de jóvenes comienza a reunirse en un local de la calles Tucumán y Urquiza con la idea de crear un club de fútbol. El 5 de julio de ese mismo años. se concretó la fundación del Tucumán Football Club (ocho años después de la fundación del “Sportivo Alsina”) en la casa de don Gabriel Malozano, su primer presidente, frente a la actual plaza de Villa Armonía, que en ese entonces era la cancha de fútbol donde jugaban el grupo de deportistas amateurs entre los que estaban: Francisco y Andrés Blanco, Isidro Calzada, Antonio B. Dalla Vía, su hijo del mismo nombre, Andrés y Salvador Franco, Ramón Garabatto, Juan Saleme, Segundo Rodríguez y José Vicente; los socios fundadores. 
Poco después se traslada a un galpón existente es la esquina de Tucumán y Andrés Baranda, una propiedad de José Ramos, llamada “La capillita”, porque desde enero de 1925, funcionaba un Centro Catequístico bajo la advocación de Santa Rosa de Lima. Allí se celebraban misas todos los domingos porque todavía no se había creado la parroquia del Sagrado Corazón ni su templo.
Durante el primer lustro se agregaron otros primeros socios entusiastas: Mauro Botindari, Raúl García, Antonio González, B. Lamas, Héctor Ignacio y José M. Narvarte, César Padín, Ángel Prestipino, Juan Manuel Santos, entre otros.
En 1939, se adquiere un terreno propiedad del Dr. Di Bartolo en Andrés Baranda 481 (vieja numeración), donde aún se halla. Ampliada la oferta deportiva e incorporándose lo social y cultural, la entidad cambió su nombre por Club Social y Deportivo Tucumán, por la calle lateral.
Viejo edificio del Club Tucumán
En los años 40 la entrada era una enorme puerta de madera de doble hoja con arco de medio punto, con dos ventanas a los lados, remedando la Casa de Tucumán. Sobre las ventanas había dos arcos abiertos y el frontispicio se levantaba triangular con un mástil en la parte superior. Las paredes a los lados terminaban en su parte superior con una línea de tejas coloniales y en el borde inferior, como alrededor del portón,  acompañaba la vereda, una hilera de lajas. Ese mismo año el Club le obsequió al Cuerpo de Bomberos una bandera.
En 1946, a instancias del periodista Víctor Prestipino se formó un conjunto teatral que dirigió Francisco Amigo. Algunos de los que integraban el elenco fueron: Mauro Botindari, Ramón Carrascal, Irma Duró, Alberto Rodríguez, etc.
Fueron algunos de sus presidentes, después de Malozano: Andrés y Salvador Franco, Antonio González, Ángel Prestipino (1953), Alberto Blanco, Cándido y José Padín, José M. Narvarte, Miguel Cappa, Luis Ronconi, Rosendo Pérez, Francisco Amigo, el Dr. Roberto Urli, Mariano Scialabba, etc.
En 1961, integraban la comisión directiva presidida por Francisco Amigo: Juan Ayala, Ulpiano Pocela, Ángel Prestipino, Oscar Violanti, Omar Álvarez, Armando Arluna, Juan Cianci, Ramón Perré, Roberto Kajián, Armando Castellarín, R. Gagleano, Salvador Franco y Mariano Scialabba.
A partir de 1968, para construir un gimnasio cubierto de 600 m2 cubiertos se comenzaron a hacer cenas-shows anuales.
Entre los deportistas que descollaron por su actuación se recuerda a las hermanas Corsiforti, Carlos Sívori, Santos Giaimo, Iglesias, Balcanera, Irizu (alias el zurdo), etc.
Fue la quinta institución deportiva de Quilmes que anexó a sus actividades el atletismo, aunque posteriormente cierta desgaste entre sus propulsores, determinó el cese de la actividad.
A partir de 1950, toma un auge extraordinario el básquetbol masculino con divisiones de novicios, cadetes, quinta división y primera. Entre los que brillaron: Raúl Abeledo, Dante Balcanera, Benítez, Agustín Berazza, Lisardo Bonfiglio, Carlos Bruno, Rubén Catán, Alberto Carlet, Cacho Dalli, Chocho Dellagiovanna, Spiro Fiorentino, Alfredo y Osvaldo Le Mura, Mario Frazzia, Jacinto Granados, José Grillo, Martín Herro, José Ibarra, Carlos Iglesias, Miguel A. Martínez, Carlos Matos, Harry Mesch, Álvaro Montes, Jorge Montes de Oca, Napolitani, Oscar Pressón, Emilio Ragusa, Severo Ruiz Díaz, Horacio Sbarra, Carlos Sívori, Roberto Urli, Elvio Valdatta, Velázquez, Horacio Violanti,  Yanuzzi, etc. Y se destacaron como directores técnicos: José Parodi, Oscar Rodríguez y Hugo Zapata. Representados por dirigentes como: Paco Benas, Gabriel Fares, Justo López, José Padín, Juan Ramos, Alejandro Violanti, etc.
Algunos como Oscar Pressón y Jorge Montes de Oca formaron parte del Seleccionado Quilmeño. La antigua cancha de básquet estaba donde hoy se encuentra la pileta de natación.
La pelota a paleta también entusiasmó a los tucumaneses, Se realizaban exhibiciones como las de los hermanos Olitte versus Torreiras-Porzio u otras en las que participaron César Núblice, Antonio Stingo y Mario Drago.
En 1976 se formó una subcomisión de pelota a paleta que realizaron torneos interclubes, presidida por Osvaldo Sívori, acompañado, entre otros, por Luis Castelli, Mario Manzoni, Oscar Ongarelli y los nombrados Drago y Stingo.
Entre 1973 y 1976, la comisión directiva estaba integrada por: presidente, Julio César Sívori; vice, Luis Amday; secretario, Ruben H. Martín; pro, Hugo Piñero; tesorero, Rodolfo Carrascal; pro, Salvador Franco; vocales titulares: Francisco Amigo, Carlos A. Scialabba, Carlos F. Sívori, Elsa Q. de Piñero, Mauro Botindari, Oscar Rodríguez; suplentes Germán Calvo y Vicente Fucci; revisores de cuenta Néstor Poncela, Agustín Verazza y Daniel Violanti; tribunal de disciplina: escribano Alfredo Le Mura, Dr. Guillermo F. Altube y Mauro Alfonso. Esta comisión organizó numerosos funciones teatrales y recitales, como la presentación el 7 de agosto de 1976, de la compañía que encabezaban Ricardo Castro Ríos y Elsa Dessel, el 11 de setiembre siguiente actuó la cantante Nelly Omar, ex vecina de La Colonia, que contaba 67 años y el 9 de octubre del mismo año, la orquesta típica de Osvaldo Pugliese y el rey del swing Oscar Alemán.
Al crearse el natatorio se formó una subcomisión de natación; el entrenador era Raúl Wraigt.
Como todos los clubes barriales del país, el sostenimiento económico de la institución, hubo momentos que se hizo difícil. En verano la atracción de la pileta lograba reunir un poco más de asistentes, pero ya los asociados mermaron notoriamente, ya habían quedado atrás los 1300 que tuvo en su momento de mayor apogeo, en la década del '60.
 
Afortunadamente desde el 2010, mentes espabiladas modernizaron las instalaciones con un gimnasio con todo lo que requieren los que procuran las salud física y transformaron la pileta colocándole una cubierta climatizada, "Acualumni", para adultos y niños hasta de muy corta edad, y cuenta con una sala de conciertos y recitales, sobre todo de rock. 
En el cumpleaños número 83 del Tucumán el Ciclo Manija Cósmica, que hace 9 años que realiza recitales en la Institución, presentó a Willy Quiroga junto a Carlos Gardelini y Simón Quiroga con quienes también se festejaron los 50 años de Vox Dei.
Chalo Agnelli
Fotos Club Tucumán y El Termómetro.
FUENTE 
"La Colonia de Valerga - el segundo barrio de Quilmes" Ed. Tiempo Sur. Quilmes, 2011.
http://eltermometroweb.com 
Perspectiva Sur

HÉROES QUILMEÑOS QUE DIERON SU VIDA EN MALVINAS (COLABORACIÓN)

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2 DE ABRIL - 1982 – 14 DE JUNIO


De arriba hacia abajo a la izquierda:
 Miguel Ángel Pascual, del R.I. 7 
Ramón Quintana, del R.I. 7 
Abel Coronel, del ARA General Belgrano 
Enrique Ronconi, del R.I. 7 
Claudio Tortoza, del ARA General Belgrano

A la derecha:
Rubén Rodríguez, del ARA General Belgrano
José Luis García, del ARA General Belgrano
Tomás Núñez, del ARA General Belgrano
Luis Alberto Díaz, del R.I. 7

Nuestro homenaje a todos los caídos en la guerra y a todos los ex combatientes que con valor y orgullo defendieron nuestras islas. 
En abril de 2018, al cumplirse el 36° aniversario del desembarco de las fuerzas argentinas en las islas, se descubrió en el Monumento a los Héroes de Malvinas de don Guerriero Colibazzi (San Martín y Zapiola, Bernal) una nueva placa donde se corrigen algunas omisiones en los nombres de los soldados quilmeños caídos en la guerra.
Alejandro Gibaut
Miembro de la Asociación Historiadores Los Quilmeros
Delegado de la B. P. Pedro Goyena en la
Junta de Estudios Históricos de Quilmes
Facebook: Bernal, su historia y su gente
(Todas las fotos fueron tomadas del sitio web del Centro de Ex Soldados Combatientes en Malvinas de Corrientes)


NUEVAS ORDENANZAS DE CARÁCTER HISTÓRICO PATRIMONIAL - LOS QUILMEROS

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El martes 12 de junio de 2018, miembros de la Asociación Historiadores Los Quilmeros, de la Junta de Estudios Históricos y de la Asociación Cultural Sanmartiniana de Quilmes concurrieron al Honorable Concejo Deliberante para presenciar la sanción de la ordenanza con la que se busca proteger las estaciones ferroviarias del Partido ante las obras de remodelación que se están llevando a cabo en ellas. Es el final de un largo proceso donde Los Quilmeros estuvieron presentes notificando y alertando por la posible desaparición de estos edificios históricos.
En la misma sesión fue también aprobada gran parte de la propuesta de nuestro compañero Juan José Corvalán sobre cinco hitos históricos del oeste de nuestro distrito. Así se ha anticipado en la página de facebook de la Asociación Los Quilmeros.


En el Boletín Oficial del Municipio de Quilmes Nº 286 de fecha 31 de mayo de 2018 se publicó la Ordenanza Nº 12.983/2018 y el Decreto Municipal Nº 1.889/2018 que declara “Patrimonio Histórico Cultural y Natural de Quilmes a: EL MOJÓN DE LOS QUILMES (Punto georreferencial más antiguo en el Oeste de Quilmes), LA DIAGONAL DE LA AVENIDA SANTA FE (804) (arteria de al menos 112 años de antigüedad en un barrio de menos de 70 años) y la AGRUPACIÓN DE CUATRO EUCALIPTOS en Camino General Belgrano y Avenida Iriarte (Ex San Martín) (Señalan una antigua propiedad de Don Andrés Baranda, quien recibiera semillas de eucaliptos importadas por orden de Domingo F. Sarmiento como política forestal). Fueron observados por supuestos detalles jurisdiccionales: LA AVENIDA GENERAL MOSCONI (Por conservar la traza original del Camino Real a Chascomús) y LA ESTACIÓN DEL FERROCARRIL PROVINCIAL KM 46.1369 (Única estación del FFCC Provincial en el Partido de Quilmes) . Respecto de estos dos últimos sitios vamos a apelar para revertir la decisión y enaltecer ambos lugares como se lo merecen. 
Agradecemos el apoyo recibido de vecinos, instituciones y medios de comunicación. Un saludo especial a dos personas que inspiraron este trabajo Luis Gerardo Barbieri y Víctor Gabriel Gullotta. Seguiremos trabajando.
Lic. José Luis Corvalán
Miembro de la Asociación Historiadores Los Quilmeros
Y de la Comisión Administradora de la Bibl. Popular Pedro Goyena
Nuestra gratitud a los concejales Susana Cano y Ángel García por la presentación y apoyo del proyecto en el recinto y al presidente del HCD Juan Bernasconi por su adhsión y el interés demostrado en el mismo.
De izquierda a derecha: el vicepresidente de la A.H.Los Quilmeros Claudio Schbib; la concejal Susana Cano, la antropóloga Mónica Cereda, Alejandro Gibaut de la Biblioteca Popular Pedro Goyena, Roberto Negri presidente de la A. Cultural Sanmartiniana y el concejal Ángel García.
Biblioteca Popular Juan Bautista Alberdi; Club de Leonesdelaflorida, LeonesdelafloridaCámara Comercio Solano, Dani Pastrana


CRESCENCIA LÓPEZ OLIVEROS DE MOLINA, MAESTRA

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                                                                                                    a quienes olvidaron sus cimientos
Esta educadora nació en España. Se recibió de Maestra Normal en la localidad de Azul en el año 1907. Inició su carrera docente en abril de 1908, nombrada por el Honorable Consejo Nacional de Educación para desempeñar el puesto de maestra de grado en la Escuela Nicolás Avellaneda, Consejo Escolar N° 2º. En mayo del mismo año fue nombrada por la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires maestra de grado en la ciudad de Azul.
En marzo de 1909, fue destinada por la Dirección General de Escuelas de la provincia de Buenos Aires, al cargo de la dirección  de la Escuela Nº 25 de la ciudad de Azul y el 3 de junio, del mismo año, el Ministerio de Instrucción Pública la nombró maestra de grado y profesora de Educación Doméstica y Labores de la Escuela Normal Mixta de 25 de Mayo. Es posible que esta experiencia en el normalismo le valió el siguiente nombramiento que la instaló en Quilmes.
QUILMES
El 22 de enero de 1912, la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados solicita un aumento en la partida para la fundación de cuatro Escuelas Normales: en Quilmes, Lomas de Zamora, San Fernando y San Francisco, provincia de Córdoba. Por ley de Presupuesto de la Nación del año 1912, anexo E, inciso 11, ítem 34 se crea la Escuela Normal Nacional de Quilmes.
Crescencia López Olivero de Molina en la Escuela Normal entre sus colegas, la única con guardapolvo blanco, como símbolo de igualdad y humildad.
El 23 de abril de 1912, el Consejo Nacional de Educación por expediente 4380, letra "L" nombra al personal docente, entre los que se designa a la señora de Molina, Regente y profesora de Geografía, cuantro años despuésde iniciar tu carrera.
Lo expuesto anteriormente es parte de su legajo que se preserva en el Archivo de la Escuela Normal de Quilmes "Silvia Manuela Gorleri". 
Sigue en dicho documentos su firma: Crescencia López Oliveros de Molina y una nota (aparentemente de puño y letra de la interesada): “Omisión – Durante una licencia que obtuve desde el 1 de Abril de 1910 al 1 de septiembre del mismo año, desempeñé un puesto de maestra de grado durante 1 mes y ½ desde julio al 31 de agosto de 1910”. Continúa con su firma y un sello oval que dice: 'Escuela Normal Mixta Quilmes. Dirección'.
Ejerció como profesora de pedagogía y didáctica y la primra regente del Departamento de Aplicación. En ocasión de tener que tomar otra licencia fue suplantada por la maestra Josefa Lombán de Casado hasta el 2 de mayo de 1938.

 Crescencia junto a José Sosa del Valle y Juan Manuel Cotta a su izquierda. Bajo su abrigo asoma el gauradapolvo.

 TRAYECTORIA 
Crescencia López Oliveros de Molina fue autora de numerosos textos de carácter educativo, entre otros, en 1934, el referido a la enseñanza global. Fue cofundadora de la primera Universidad Femenina en Quilmes en la Biblioteca Pública Manuel Belgrano de Berazategui (1). Solía dar conferencias didáctico-pedagógicas en el Ateneo de Quilmes, creando por un gru­po de estudiantes secundarios el 7 de agosto de 1935. Introdujo el uso del guardapolvo blanco y fue modelo en su uso, a manera de igualar las diferencias económicas de los alumnos e incluso por consideración hacia ellos, a diferencia de otras docentes que concurrían a sus funciones notoriamente peripuestas.  [2]
 Promoción de alumnos de la Escuela Normal. A la derecha la señora de Molina tomada del brazo de Josefa Lombán de Casado junto al director Juan Manuel Cotta.
1932. Se hace cargo de la Escuela el Sr. Juan Manuel Cotta y se despide al Sr. Sosa del Valle, la tercera de la izquierda Crescencia López Oliveros de Molina
 Aquí la vemos en el centro, sin guardapolvo entre el director José Sosa del Valle y el vice Olivio Acosta. También se halla en foto el Maestro Cotta de modo que es una foto del retiro de Sosa del valle el director-fundador.
 
(1932) Tapa del periódico "El Plata": "Crescencia López Oliveros de Molina - Distinguida dama de nuestra sociedad que integra la dirección de la Escuela Normal habiendo cumplido recientemente sus bodas de plata con el magisterio." (la publicación omite la "S" final de su segundo apellido)- Foto "Art Finino Hnos. Especial para el Plata.


EL SOL, Viernes 19 de noviembre de 1976
EVOCACIÓN DE UNA MAESTRA QUE FUE IDEAL DE DOCENCIA
Al acogerse a su retiro jubilatorio la profesora y regente de la Escuela Normal Mixta de Quilmes, doña Crescencia López de Molina, uno de sus alumnos tomaba de su cuaderno de clase una semblanza sobre su personalidad para hacerla pública desde estas mis­mas columnas.

Decía en ellainicial­mente: “Su dinamismo llena toda la Escuela. Y escomo si la Escuela, toda, estuviera llena del espíritu lúcido, bon­dadoso y ecuánime que supone el ejer­cicio de la enseñanza.
Hoy al brindarle nuestro adiós defi­nitivo a esta profesora, volvemos a ree­ditar esas líneas, no sólo porque sabe­mos que ellas resultaron gratas a su espíritu, sino porque también, se re­flejaen lasmismas el cariño v la ad­miración que le profesaran y profesan cientos de alumno que en el curso de una larga actuación docente admira­ron tanto su sólida preparación como la magia y el brillo de su palabra. Pa­labra que a modo de influjo levitatorio elevaba al alumnado sobre el plano del simple conocimiento hasta niveles su­periores en los que la gracia, el inge­nio y labelleza parecían confundidas en armoniosa conjunción. Signo reve­lador, por otra parte, de aptitudes do­centes que permiten revestir los cono­cimientos librescos de valores humanís­ticos por la más rica revelación de los propios valores espirituales…
Esta unanimidad admirativa que acompañó sus tareas en el ámbito de la Escuela Normal de Quilmes, volvimos a comprobarla a nuestro paso por Azul, su ciudad natal. Allí en su Escuela Normal volvimos a reencontramos con la personalidad de esta querida profe­sora cuya actuación docente juvenil perduraba no sólo en una placa de bronce que en sala de profesores, aún envida de la señora de Molina, recordaba su labor, sino en las impresiones que recogimos de su personal  di­rectivo: era la proverbial admiración que rodeó su actuación también aquí, en Quilmes.
Hoy queremos evocar su paso por el patio del Colegio cubierta con ese blanco guardapolvo que algunas vez exaltó como  símbolo de nuestra escuela que en su ámbito, repugna las disparidades económicas y sociales; hallarla de nuevo en el aula  enmarcando su agracia­do rostro con su blanca cabellera; verlo iluminarse en su amplia sonrisa que una única vez vimos se desdibujaba en mueca de dolor, en tanto su voz de metal inolvidable, se quebraba en llanto al despedirse de nuestra división, que culminaba sus estudios...
Hemos nombrado al Azul, ciudad de su juventud, en la cual conoció su es­poso y fundó hogar. Con esta evoca­ción queremos cerrar este confuso adiós que mutila gran parte de su persona­lidad al olvidar su obra escrita y su larga trayectoria profesional, pues en aquel lejano Azul podemos asociar su presencia y la de su esposo a la de nuestros familiares Un reencuentro en el gran hogar común cuyo rescoldo da vida y calor a nuestras almas.
Promoción 1938
Secretario de la Comisión de Amigos
formada en 1962, celebrándose el 50° aniversario de la Escuela
HUELLAS DE UN PASADO   

Tratemos de Imaginar, desde el parco confort de que gozamos durante el ejercicio de nuestra docencia, las penurias que debieron vivir las y los docentes de aquellos tiempos, cuando la educación en la Argentina aún estaba en pleno desarrollo; cuando se creaban escuelas en lugares donde, muchas veces, no existía el agua corriente y había que recurrir a la bomba, donde, por lo general en las casas - y siempre en las escuelas -, existían esas casetas toscas llamadas letrinas; aulas sin electricidad y mucho menos calefacción; eran escasas las que tenían una rústica salamandra para templar el ambiente en las gélidas mañanas de invierno y, de todos modos, tampoco había dinero como para aprovisionarse del combustible necesario. Los trayectos en el campo y los pueblos se hacían por calles de tierra, lodosas tras las lluviosas jornadas bonaerenses y en verano humeantes a causa de la calina, que a veces se levantaba en frenéticas tolvaneras.
Y los largos - a veces inesperados - viajes de un punto a otro de la provincia, del país con nuevos destinos. Llegar y a buscar un alojamiento, medianamente digno, pues los sueldos no eran - igual que en la actualidad - los que merecían por tanta entrega y compromiso. Es verdad que el ferrocarril era el medio de locomoción más apto y seguro, pero no todos los docentes de la educación pública podían viajar en primera, menos en pullman. Era la época de las escuelas rancho, donde en verano era más benigno dar clases bajo un árbol frondoso que bajo la chapa candente, como cuenta Jorge Ábalos en "Shunko".
Sin embargo, cuánto olvido soterró estas vidas que dieron al país: presidentes de la Nación, gobernadores de provincias, legisladores, médicos como Favaloro y Milstein, ingenieros, jueces, físicos, escritores como Cortazar, Adela García Salaberry, Leopoldo Marecha, Alfonsina Storni, historiadores como José A. Craviotto, Juan Carlos Lombán, Norberto Galasso, músicos como Martha Argerich, artistas plásticos como Pío Collivadino, Aldo Severi, Manuel Oliveira,  arquitectos como Alejandro Bustillo quien terminó sus estudios secundarios en el Instituto Politécnico Superior Otto Krause, etc., etc…
Pocos recuerdan, cuando están en el pináculo de sus vidas, con varios logros alcanzados, que una vez estuvieron en un aula iniciándose en la formación integral con un maestro, una maestra, un profesor, una profesora...
Compilación e investigación Prof. Chalo Agnelli
Colaboración Mora Camarero Deprati de Barati
FUENTES
Archivo Histórico de la Escuela Normal de Quilmes "Silvia Manuela Gorleri" 
http://archivo104.blogspot.com
EXANQUI. "Historia para un centenario" Ed. Jarmat. Quilmes, 2012
Periódico "El Plata" 1932.
Biblioteca Popular Pedro Goyena



NOTAS

(2) Ver en EL QUILMERO del viernes, 3 de diciembre de 2010, LA UNIVERSIDAD FEMENINA DE QUILMES Y LA UNIVERSIDAD POPULAR

[1]Comentario del profesor Juan Carlos Lombán, ex alumno de la Normal.

DÍA INTERNACIONAL DE LOS MONUMENTOS Y SITIOS

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El 18 de abril fue propuesto como El Día Internacional de los Monumentos y Sitios, por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) en 1982 y aprobado por la Asamblea General de la UNESCO en 1983.


EL SOLAR DE LA IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEP­CIÓN, hoy Catedral de Quilmes, ubicado en la calle Mitre y peatonal Rivadavia, fue declarado el 21/12/1970, Lugar Histórico por Decreto Nacional N° 2884 del Poder Ejecutivo Nacional, por ser el solar donde se estableció la Reducción de los Quilmes en 1666, y donde se construyó la primera capilla de adobe con techos de juncos, en 1667. Sitio histórico por la ley Provincial N° 11242 del 23/04/92 
Ver en EL QUILMERO del miércoles, 21 de octubre de 2015, CREACIÓN DEL CURATO Y PARROQUIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN - 285 AÑOS - 23 DE OCTUBRE DE 1730 POR ORESTE C. ALES y del martes, 19 de enero de 2016, "RESEÑA HISTÓRICA DE LA PARROQUIA DE QUILMES” POR EL DR. CRAVIOTTO



LAS PLAYAS DE LA RIBERA DEQUILMESfueron declaradas el 21 de mayo de 1942, Lugar Histórico por Decreto Nacional N° 120411, por el desembarco de las tropas Británicas en la primera invasión británica al Río de La Plata, ocurrido el 25 de junio de 1806 y por el CombateNaval librado el 30 de julio de 1824, durante la guerra con el Imperio del Brasil, frente a la costa de Quilmes. Sitio Histórico por Ley Provincial N°11242 del 23 de abril de 1992 (desde el ClubNáutico hasta el arroyo Colorado) 

Ver en EL QUILMERO del jueves, 3 de marzo de 2016, INGENIERO OTTO GOTTSCHALK Y LAS PILETAS DEL PEJERREY  y del domingo, 8 de febrero de 2015, CRONOLOGÍA - LA RIBERA DE QUILMES - 100 AÑOS - 1915



EDIFICIO DEL CLUB PEJERREY,ubicado en la intersección de la Av. Cervantes y la Av. Isidoro G. Iriarte, sobre la costanera de Quilmes, fue declarado en el 2014, Bien de Interés Histórico Artístico, por Decreto Provincial N° 1163. 
Ver en EL QUILMERO del jueves, 3 de marzo de 2016, INGENIERO OTTO GOTTSCHALK Y LAS PILETAS DEL PEJERREY


QUINTA DE SANTA COLOMA,ubicada en Gral. Roca y La Paz, Villa Cramer, Bernal, fue declarada Monumento Histórico el 10 de diciembre de 1945 por Decreto Nacional N° 30838, por su valor Histórico debido a la ocupación de la casona durante el 1 y 2 de Julio de 1807, por las tropas británicas en la segunda invasión Inglesa y por su valor Arquitectónico como claro ejemplo de las quintas de veraneo de fines de siglo XVIII y principios del XIX. Monumento Histórico por ley Provincial N° 11242 del 23 de abril de 1992. 

Ver en EL QUILMERO del lunes, 8 de febrero de 2016, SANTA COLOMA SOLAR HISTÓRICO(COMPILACIÓN) u del lunes, 15 de mayo de 2017, SANTA COLOMA, LA CASA...


Aljibe que fuera de "La Victoria", casona del Dr. José Antonio Wilde (25 de Mayo, Paz, Brandsen y Pringles) donado al Museo Bibliográfico Documental de la Biblioteca Popular Pedro Goyena por el Sr. Juan Carlos Passalent, que fue reconstruido e instalado en el frente del Centro Cultural Hilda Perata (Calle Larrea 1355 e/Entre Ríos y Corrientes) Próximamente será declarado Patrimonio Histórico y Cultural e integrará los sitios y monumentos históricos del Municipio de Quilmes.
AUSPICO: Secretaría de Desarrollo Urbano y Obra Pública, Dirección de Patrimonio Urbano Ambientaly Secretaría de Cultura, Educación, Deportes y Turismo de la Municipalidad de Quilmes; ICONOS Argentina (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios), Junta de Estudios Históricos de Quilmes, Biblioteca Popular Pedro Goyena, Asociación Historiadores Los Quilmeros, EXANQUI (Comisión de Ex-alumnos de la Escuela Normal de Quilmes).
Prof. Chalo Agnelli

“DESEMBARCO BRITÁNICO FRENTE A LOS QUILMES - 25 DE JUNIO DE 1806” DEL DR. J.A. CRAVIOTTO Y C. BARRERA NICHOLSON (1944)

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“... no solo compete al historiador la función de cronista del pretérito,

sino que debe ser arquitecto y sabio a la par y debiera tal vez ser poeta también...”

Silva Herzog (historiador mexicano) 

Es destacable en suma el exhaustivo análisis de la documentación existente realizado por el Dr. Craviotto y don César Barrera Nicholson. Nada entra en el campo de la deducción o la suposición, por el contrario en notorio que han recurrido a la hermenéutica y a la heurística más rigurosas. En la numerosa bibliografía sobre las Invasiones Británicas, [a]estos notables historiadores quilmeños dan una definición y visualización exacta de las maniobras de desembarco y el choque en el suelo de Quilmes entre las fuerzas oponentes, el primero del intento invasor.
Los sucesos que aquí se narran - concluyen los autores – “así como la ocupación de la ciudad y de la Fortaleza, no entran en el desarrollo de este trabajo, dedicado exclusivamente al primer contacto de las fuerzas invasoras con las tropas coloniales, luego de su desembarco sobre las playas de Quilmes.” 
Al recate de esta coyuntura histórica nacional que involucró nuestro suelo, agrego nuevas notas al fin del documento, señaladas con letras para diferenciarlas de las que están numeradas, colocadas por los autores, así como se puso en ‘negrita’ las referencias a Quilmes, la Reducción y se encuadraron los puntos que creímos distintivos para la ubicación geográfica-temporal del lector. Al final del documento figura además de la bibliografía original, nuevos datos bibliográficos recomendados y la cartografía existente en el Archivo de Geodesia y en el que poseía la Junta de Estudios Históricos de Quilmes, inéditos.
Este trabajo fue publicado en el Boletín (ver en EL QUILMERO) de la Junta de Estudios Históricos de Quilmes en el semestre enero-julio de 1944. En la imprenta América. Corresponde al Año I – Tomo 1 de la Junta que presidía el Dr. Craviotto, era vicepresidente el Dr. Fernando I. Pozzo y secretario general Barrera Nicholson. (Chalo Agnelli)

LA INVASIÓN INGLESA DE JUNIO DE 1806 
ALVIRREINATO DEL RÍO DE LA PLATA

ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL HECHO Y DESARROLLO DEL MISMO HASTA EL COMIENZO DEL AVANCE INGLÉS SOBRE BUENOS AIRES.

José A. Craviotto — César Barrera Nicholson


Las invasiones inglesas al territorio del Virreinato, se produjeron en momentos históricamente críticos, en la evolución social de la Colonia. Ellas llegaron, como un fermento más en la revolución que se venía ope­rando en los espíritus y aportó nuevos elementos de juicio a la reflexión aun inmatura de los hombres dirigentes de la sociedad criolla.

El gran feudo de la Corona de España se estremecía desde tiempo atrás, bajo la presión de aspiraciones aun imprecisas, que a la manera de fuerzas telúricas, se manifestaban, de tiempo en vez, en rebeldías con­tenidas y en pretensiones audaces, o en actitudes ‘altaneras, frente a los privilegios, a la jerarquía y a la tradición de los poderes reales encarna­dos en los altos funcionarios españoles, en sus comerciantes y en sus autoridades militares y eclesiásticas.

Les faltaba a los criollos conocer la medida de sus fuerzas. Las inci­dencias de la lucha contra el invasor y la vinculación posterior con sus prisioneros fueron otras tantas experiencias que arrojaron luz meridia­na y reveladora sobre el valor de algunos conceptos acerca del ejercicio de la autoridad para gobernar y del manejo de la fuerza para lograrlo. Los acontecimientos de 1809 y 1810, no son más que las resultantes de un inmenso complejo de causas y efectos, entre las cuales figuran, por lo menos como de acción catalítica, las invasiones inglesas.

Harto comentadas han sido éstas, por autoridades en la materia, acerca de sus consecuencias sociales, económicas, políticas y militares, y tan sólo nos guía el propósito de presentar el cuadro más completo y documentado posible de aquel acontecimiento histórico, en la parte que co­rresponde a su primer desarrollo en aguas y tierras quilmeñas.
ANTECEDENTES

La extensión territorial de la zona conocida por “Los Quil­mes”,hoy partido de Quilmes, tiene por límite N.E. la costa del río de la Plata, denominada antiguamente “la lengua del agua”.En ambos extremos de esa costa, pero fuera de la jurisdicción quilmeña, los surgideros de Buenos Aires y de la Ensenada de Barragán, determinaron los puertos de sus nombres, y por ellos se realizaba el tráfico comercial de la colonia y el de los prime­ros tres cuartos de siglo de nuestra vida de Nación indepen­diente.
Frente a Buenos Aires, el llamado Banco de la Ciudad, impedía la navegación de mediano calado, la cual encontra­ba fondeadero en la zona llamada “Balizas Interiores” y en “los Pozos”, con 15 y 13 pies de profundidad. El banco se extendía por varios kilómetros río afuera, manteniendo su anchura hasta frente a Quilmes, en donde una profunda es­cotadura, acercaba a la costa la línea que marcaba profun­didades de 10 y más pies (hoy la zona llamada “de la tosca”, a una distancia media de 1500 metros, y manteniéndose casi constante en ella, como en la actualidad, se prolongaba hasta el extremo Sur de la costa quilmeña, terminando en la Ensenada de Barragán. Las profundidades en este lugar se hallan hoy modificadas por los depósitos de limo y sedimentos a que han dado origen los malecones del Puerto de La Plata, alterando la antigua altura de fondos al excelente abrigo que constituía la Ensenada.
Esta última, cuyo valor como puerto hemos destacado, fue descubierta como surgidero, en sondajes efectuados en 1727. Su importancia como abrigo para embarcaciones de cierto cala­do, así como su situación estratégica, determinaron que en él se estableciera una guardia militar, ya como defensa efectiva, o, como sucedió después de la paz con Portugal, con el carácter de estación de Policía y Resguardo.
Posteriormente se construyó una batería para 8 piezas de artillería pesada (2 de 24 y 6 de 16) además de las construccio­nes necesarias para cuarteles con destino al alojamiento de tro­pas. La autora que ha tratado el punto en forma completa dice, refiriéndose al puerto de la Ensenada que, durante la época co­lonial: “Fue más que nada y casi exclusivamente un pues­to militar y marítimo para la defensa de un enemigo exterior, o del contrabando, que reducía notablemente los ingresos fis­cales, o burlaba la clausura del puerto de Buenos Aires según la época” (1).

En 1810, poco después de los días de Mayo, el vocal de la Junta, Mariano Moreno, pasó por Quilmes en viaje a la Ensenada: “Acompañado de algunos individuos del gobierno, para examinar personalmente las bondades de su puerto, y enterarse de las obras que se necesitaban para fortificarlo, compo­ner los caminos hasta la Capital y adelantar el pueblo”; el autor que transcribimos continúa: “Así se ha ejecutado; el camino se ha empezado a componer con toda la actividad posible”.(2)

El camino a que alude Moreno es, indudablemente, el anti­guo camino real “de la cresta de las lomas”, cuyos rastros exis­ten, aun en 1837, en mapas de dicho año. (3)
Transcribimos a continuación uno de entre los varios in­formes presentados al general Whitelocke, cuando preparaba su expedición sobre Buenos Aires, referente a los caminos exis­tentes entre la Ensenada y Buenos Aires: “La Reducción (Quilmes) distaba de la Ensenada unas veinte millas y desde aquel punto hasta Buenos Aires habría nueve millas. Existían tres caminos: uno por el arenal de la playa, otro por los bañados y un tercero por las lomas; este último era el mejor, y para llegar a él (desde la Ensenada) había que cruzar algunos bañados, que eran atravesados cómodamente por los carros y ve­hículos de la región; ganando las lomas, el resto del camino era firme y bueno. Pocas eran las chacras situadas cerca del camino, y las tropas no debían esperar que hallaran abrigos cerca de los suburbios de Buenos Aires. Desde la Reducción el camino real pasaba por el puente (de Barracas o de Gálvez), pero mediante un gran rodeo a la izquierda se podía despuntar el Riachuelo” (4).

Eran estas las condiciones en que se encontraba la Reduc­ción de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmes, geográ­ficamente consideradas, como lugar intermedio entre la Ense­nada y la Capital del Virreinato, lugares a donde había de pen­sarse lógicamente, irían dirigidos los ataques del cuerpo expe­dicionario que desembarcó en las costas de Quilmes y que se conoce en la historia argentina con el nombre de Invasiones Inglesas.

EXPANSIÓN BRITÁNICA

Las postrimerías del siglo XVIII, marcan para Inglaterra el final de una era de transformación social que determinó un rumbo netamente característico en su política exterior. Esta transformación venía realizándose desde muchos lustros atrás en la masa del pueblo que lentamente iba metamorfoseándose de agrícola-ganadero en industrial y manufacturero. Hilande­rías, tejedurías, hierro, acero, etc., fueron rubros importantísimos en la industria Británica, y factores de desequilibrio in­terno por falta de mercados y exceso de producción cuando en estado de guerra con Francia y España, cerró Europa sus mer­cados y se planteó el exceso de producción.
Los gobernantes ingleses se lanzaron a la conquista de aquellos mercados, encarando con lógica sagaz, la posibilidad de surtir las grandes poblaciones coloniales que, principalmen­te España, Francia, Holanda y Portugal habían organizado, convirtiéndose en inmensos imperios coloniales, y sin dejar de contemplar la posibilidad de adueñarse de alguna porción de aquellos extensos patrimonios, para convertirlos así en merca­dos y posesiones inglesas, aliviando de tal manera, la fuerte crisis que afectaba la estabilidad social de las grandes urbes británicas.
Glorias mezcladas de logrerías, grandeza complicada de especulación, espíritu de lucro heroico, fueron, según Groussac, las características de la ambición de Gran Bretaña en sus manifestaciones como individuo y como nación, al lanzarse a la obra de encontrar a cualquier precio, puertos abiertos para sus productos; y así, dice otro autor (5):“Que tras los percales y las muselinas, estaba toda la población inglesa”, y por lo tan­to, desde el primer ministro hasta el último obrero fabril, y desde el gran financista hasta el último pirata, en todos ellos latía el mismo intenso anhelo de expansión; y allí donde fracasó el intento de entendimiento internacional, lanzóse el Imperio a la contienda armada.
Ratificando lo anteriormente expuesto, transcribimos las frases del Fiscal de la Corte Marcial que juzgó al general Whitelocke en 1808, quien resumía las aspiraciones británicas con las siguientes palabras: “Descubrir mercados para nuestras ma­nufacturas, abrir un nuevo horizonte a la inclinación y activi­dad de nuestros comerciantes, hallar nuevas fuentes para el tesoro y nuevos campos para los esfuerzos, surtir las rústicas necesidades de países que salían de la barbarie o los pedidos artificiales y recientes del lujo y refinamiento de aquellas apartadas regiones del globo”.(5 bis)
La conquista de la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza, fue el primer acto de fuerza a principios del siglo XIX, en pos de la realización de los ideales comerciales de In­glaterra. El Virreinato del río de la Plata estaba ya, a fines del 1700, en las miras del almirantazgo inglés a cuyo vivaz en­tendimiento no pudo escapar el brillante porvenir que esperaba a las vastas regiones rioplatenses, cerradas al comercio exte­rior y pletóricas de ingentes riquezas exportables legalmente, tan solo para la Metrópoli, y necesitadas de manufacturas in­glesas, accesibles por su bajo precio y su cantidad a todas las clases sociales del virreinato.
Por de pronto en la zona del litoral, de fácil acceso para los navíos de Gran Bretaña, dueña del mar que dominaban sus cor­sarios, la riqueza ganadera, magna herencia sembrada por los primeros pobladores, determinó muy luego la industria saladeril. En los años inmediatos al 1800 el incremento tomado por el comercio de cueros, cerda, huesos, sebo, etc., era tan grande que resultaban ineficaces las embarcaciones de que se disponía. Señala Levene que el número del “Telégrafo Mercantil” del 3 de setiembre de 1802, indica como necesarias no menos de 389 embarcaciones tripuladas por 7780 hombres, a razón de 20 por cada una, para conducir 1.800.000 quintales de sebo y las astas, uñas y cerdas.
Esta sola exposición es suficiente para considerar el gran poder de atracción que estos lejanos lugares tuvieron que ejer­cer sobre las ávidas miradas de los gobiernos ingleses, como una dorada Meca adonde conducir la abarrotada producción de las fábricas británicas y abastecerlas de retorno con valiosas mate­rias primas obtenidas a bajo precio.

LA EXPEDICIÓN AL CABO DE BUENA ESPERANZA

El 25 de julio de 1805, el Mayor General Sir David Baird, fue designado comandante superior de una expedición militar dirigida para apoderarse por la fuerza de la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza. A ese efecto, el mismo día, el comodoro Sir Home Popham recibe instrucciones para ponerse a las órdenes de Baird, con carácter de jefe naval, para trans­portar a los expedicionarios hasta su destino en los buques de la escuadra bajo su mando.
Las fuerzas combinadas de mar y tierra salen de Inglate­rra a fines de agosto, recalando el 11 de noviembre, en la Bahía de Todos los Santos en las costas del Brasil, donde permanecen hasta el 28 del mismo mes, fecha en la cual zarpan hacia las aguas del Cabo; llegan allí el 8 de enero de 1806, y tras breve lucha contra la guarnición holandesa defensora de la Colonia, el 18 del mismo mes, se firma la capitulación por la cual Ingla­terra queda en posesión definitiva de aquel territorio.
Instrucciones recibidas por Popham el 2 de agosto del año anterior, le ordenaban enviar una fragata con la misión de na­vegar en aguas del Atlántico frente a las costas americanas entre Río de Janeiro y la desembocadura del Río de la Plata, a efectos de vigilar la probable presencia de naves francesas ene­migas y enviar informes sobre sus movimientos, en previsión de un posible ataque contra las fuerzas inglesas en la Colonia del Cabo, a la cual, en la fecha de remisión de la orden, se su­pone ocupada por dichas fuerzas.
Otras instrucciones posteriores, no llegadas a manos de Popham por haber sido apresada por buques franceses la nave que las conducía, indicaban al Comodoro colaborar con los bu­ques a sus órdenes en una expedición a la India, con cargo de reexpedir a Inglaterra las embarcaciones no necesarias para aquella empresa.
En razón de la orden primera, de patrullar las aguas ame­ricanas del Brasil hasta el Plata, el bergantín “Encounter” zar­pa en dirección a estas costas a cumplir su cometido.

LA EXPEDICIÓN AL RÍO DE LA PLATA

La temida aparición de una escuadra francesa al mando del almirante Willeaumez, [b]aun cuando bien prevista por los ingleses, no tuvo lugar, pues aquellas fuerzas tomaron otro rum­bo. El comodoro Popham, sin conocimiento de las órdenes que le prescribían otras actividades, se encontró con fuerzas nava­les importantes sin objeto inmediato a encarar, y con aguerri­das fuerzas de tierra en iguales condiciones.
El proyecto acariciado por el almirantazgo inglés desde años atrás, de incursionar en las propiedades coloniales de la corona de España, proyecto en el cual había tenido parte muy activa el comodoro, se presentó con todas las características de una brillante oportunidad. Aun cuando sin instrucciones para ello, Popham, ardiente partidario de la ocupación de los puertos sobre el río de la Plata, creyó fácil la operación militar, seguro, en caso de triunfo, de contar con la aprobación del gobierno Británico, quien, en tales casos, sólo condenaba la derrota, y de inmediato propuso los planes correspondientes al general Baird.
Pese a las objeciones de éste para la realización de aque­llos planes, se acordó designar comandante militar de la expedición, con cargo de ocupar interinamente la gobernación de la plaza a conquistarse, al brigadier general Guillermo Carr Beresford, segundo de Baird, hasta tanto llegaran las disposiciones defini­tivas que el gobierno británico ordenara al respecto.
 LordGuillermo Carr Beresford (1768-1854)
Cinco transportes y seis buques de guerra forman la parte naval de la expedición, conduciendo a su bordo 37 oficiales, 896 hombres entre suboficiales y tropa, 60 mujeres y 40 niños; de las fuerzas indicadas, formaban parte 857 hombres del primer batallón del regimiento N° 71° cazadores escoceses. Las tropas se embarcaron el 13 de abril de 1806, haciéndose a la vela al día siguiente con rumbo hacia las aguas del Río de la Plata.
En la noche del 20 de abril, una tormenta hizo perder de vista al transporte“Ocean” con 200 hombres más o menos a su bordo, y como en caso de que tal embarcación se hubiese perdi­do definitivamente, la fuerza así restada hubiera disminuido el poder del total expedicionario, Popham dispuso recalar en la isla de Santa Elena para reforzarse allí con elementos a solici­tar al gobernador de dicha plaza. Así se realizó, cediendo el go­bernador Patten 103 oficiaos y soldados de artillería y 163 oficiales y soldados del regimiento de infantería de Santa Ele­na, conjunto que se embarcó a bordo del buque mercante arma­do “Justine”, haciéndose a la mar el 2 de mayo siguiente.

SOBRE LAS COSTAS DE QUILMES

El 8 de junio llega la expedición a la altura del cabo Santa María; el 14, Popham, embarcado en la “Narcissus”, se reúne con la expedición, a la cual había conseguido reintegrarse el “Ocean”. Inmediatamente se llamó a consejo de guerra, a fin de resolver el punto de ataque, las dificultades propias de la época, nieblas, etc., Las características del Río de la Plata en esos meses del año, retardaron hasta el día 24 el arribo al lugar elegido para el desembarco. Al respecto se expresa Beresford: “Si bien Sir Home Popham añadía a su pericia el más perseverante fervor y asiduidad, la niebla, la difícil navegación y los continuos vientos contrarios hicieron que recién el 24 por la noche nos encontráramos frente a ella”; refiriéndose a la punta de Quil­mes. (6).

En la mañana del 24, la escuadra avistó la Punta de Lara, amagando un ataque al puerto de la Ensenada y corriéndose luego sin detenerse hasta frente a Buenos Aires. “En la maña­na del 25 - dice Groussac - el enemigo, que había permane­cido en Balizas Exteriores examinando la playa, retrocedió hasta la Punta de los Quilmes” (7). En tal lugar, como se dirá más adelante, desembarcaron los ingleses a mediodía del 25 de junio de 1806.
La privilegiada situación geográfica del puerto de Buenos Aires, militarmente mal protegido, y la fama de sus nacientes riquezas, despertaron desde su segunda población, la codicia de los corsarios de diferentes nacionalidades y pusieron en estado de alarma por repetidas veces a la población de la ciudad, quien debió apercibirse para la defensa de la plaza, con todos sus ele­mentos combatientes cada vez que desde el fuerte, los tambo­res de la guarnición tocaran generala, la campana del Cabildo tañera a rebato y el vocerío y apresurado correr de las gentes anunciaran la presencia de riesgos y peligros avistados en las inmediatas aguas del estuario. Buenos Aires conocía pues, y con regular frecuencia desde los primeros tiempos de su existencia, el estado de ansiedad provocado por las posibilidades de un ata­que desde el exterior. Agregábase a esto, las actividades portuguesas en la margen izquierda del Río de la Plata, las cuales sumaban preocupaciones en las autoridades civiles y militares y daban por resultado la adopción de medidas encaminadas a una organización defensiva permanente en la corta medida de lo posible, en la parte de costa y adyacencias que median entre la Magdalena y el puerto de las Conchas.
En los últimos años del siglo XVIII, el virrey Olaguer Feliú organizó un plan militar con miras a repeler amenazas contra la Capital del Virreinato. Algunos años después llega desde la Metrópoli a las autoridades locales una seria advertencia de estar preparados para una guerra con Gran Bretaña, y esto no ya como inevitable, “mas como si estuviese ya declarada”; lo dicho ocurría en enero de 1805. (8)
Las medidas adoptadas por el virrey Sobremonte, fueron esencialmente las de proveer con tropas efectivas a la defensa de la costa, con lo cual ocurría en forma permanente a una vigilancia continua y a repeler, además, en cualquier momento, toda posible incursión de los indios por el pago de la Magda­lena.
La organización y adiestramiento de las fuerzas a crearse, quedó a cargo del subinspector general, coronel Pedro de Arze.
Se escalonaron pequeños núcleos, luego de reforzar la guar­nición de la Ensenada que, como ya dijimos, contada con 8 pie­zas de artillería; este escalonamiento consistía en grupos de jinetes, formando patrullas, y manteniendo enlace con la En­senada y las estancias que en el trayecto hacia Buenos Aires se encontraban cerca de la costa. En la primera que se cita, de Manuel Arellano, cuyo casco ocupaba tierras de la jurisdicción del actual partido de La Plata, se custodiaba el armamento con­siderado suficiente para armar la gente que pudiera concurrir del pago de la Magdalena e inmediaciones.
Apresuradamente se repararon y aprestaron las fortifica­ciones existentes en la Ensenada, apuntalándolas con obras provisionales hechas a escape y dentro de lo que era posible entre la urgencia notificada y la carencia de recursos oficiales.

COMUNICACIONES MILITARES DE CORRELACIÓN DE SEÑALES Y SERVICIOS DE EMERGENCIA

Determinó Sobremonte el establecimiento de vigías en lu­gares convenientes y la indicación de arroyos o malos pasos para la artillería, con el fin de construir puentes de madera, fácil de quemar en caso de retirada, dejando así prevenido todo el camino “de las lomas” entre la Ensenada y Buenos Aires. En eso camino debían colocarse seis piezas de artillería, con un artillero cada una y dos chasques, con el solo objeto de dar señales de salvas ya convenidas. La primera pieza se situa­ría en Buenos Aires en “el alto de la Residencia(9); la segunda en los Quilmes; otra en la estancia de Francisco Márquez, sobre el arroyo Conchitas y las demás en las estancias de Fermín Ro­dríguez, de Arellano y de Loza. En julio de 1805, la mala esta­ción había impedido llevar los cañones a los sitios convenidos que se encontraban a esa fecha, aun desguarnecidos; en abril de 1806, los cañones se encontraban situados en los sitios con­venidos. (10)
En octubre se adoptan disposiciones más precisas; se indi­ca entre otras determinaciones, que la división del campo de Barracas (presumiblemente el destacamento del coronel Arze, encargado de la defensa móvil) hará patrullar la costa desde el Riachuelo hasta los Quilmes; que al primer aviso de alarma, el escuadrón más inmediato a la Ensenada se armará con pre­mura en la estancia de Arellano, para acudir donde fuera me­nester su auxilio, y patrullar la costa desde los Quilmes hasta, la Ensenada. Que se apostase una fuerza reducida, de 30 hom­bres, en la boca del Riachuelo, donde el comandante de marina haría tomar posiciones a las lanchas cañoneras.
Estas fueron en sus líneas principales generales, las pre­visiones militares ideadas por el virrey Sobremonte, para apercibiese al riesgo que se cernía sobre Buenos Aires, de un ata­que inglés a la ciudad o a sus proximidades, sin que se tenga referencia alguna para citar, de que entre las últimas órdenes dadas en octubre de 1805 y los acontecimientos que se desarro­llaron en junio de 1806, se hiciera ensayo, maniobra o compro­bación de las disposiciones adoptadas con el fin de verificar la eficacia de las mismas. (11)
Corrían los primeros días del mes de diciembre de 1805, cuando llegaron noticias a Buenos Aires, con la consiguiente producción de alarma, de que una gran expedición inglesa com­puesta por numerosos navíos, estaba de recalada en la bahía de Todos los Santos, en las costas del Brasil.
Se trataba de las fuerzas expedicionarias inglesas, que em­barcadas en la escuadra a las órdenes de Popham, se dirigirían muy luego para la conquista de la colonia holandesa del Cabo de Buena Esperanza. Fue ésta la primera información que tuvo Sobremonte de la proximidad de fuerzas enemigas en aguas de América.
Aceleradamente se aprestaron las defensas de las plazas de Montevideo y Buenos Aires; se recomendó la internación de ganados y valores hacia la zona de tierra más adentro, se con­vocaron milicias voluntarias, y las pocas embarcaciones exis­tentes se pusieron en son de guerra.
Al cumplirse un mes de las primeras alarmas, o sea en los comienzos de enero de 1806, nuevas noticias que se reciben, in­dican que la escuadra inglesa había zarpado con rumbo Este. Tal circunstancia, que alejaba la posibilidad de riesgos inmi­nentes, hizo renacer la tranquilidad oficial y pública, con lo cual se resolvió el licenciamiento de voluntarios, desarme de mili­cias y el restablecimiento del ritmo habitual en la vida de la Colonia.          
Así las cosas, llegan los primeros días de junio de 1806, en que el vigía de San Gerónimo (costa del Uruguay) da la alar­ma, por haberse avistado naves enemigas. Presumiéndose un ataque a la plaza de Montevideo, se refuerza su guarnición, ha­ciéndose lo mismo, a todo evento, con la de la Ensenada de Ba­rragán. Pese a la presencia conocida de una escuadra impor­tante en aguas del estuario, llega el día 17 sin que se tomen providencias de fondo, limitándose el virrey al acuartelamiento de las tropas existentes, y hasta disponiendo la reducción de los efectivos movilizados en la campaña, los días 21 y 22. En la tarde de este último, llega aviso desde la Ensenada, de la pre­sencia de siete buques. Los días 23 y 24 se disponen diversas medidas de precaución en aquel punto, mientras en Buenos Aires, las fuerzas desorganizadas y en confusión, permanecen inactivas, ante las impávidas miradas del virrey con su séquito de jefes y subalternos, quienes evidentemente, no creían en un ataque a la ciudad, inerme y prácticamente abandonada desde el punto de vista militar.
"A las once de la mañana del 25 de junio de 1806 los ingleses,
después de recorrer la costa, empezaron el desembarco en Quilmes (José María Rosa - http://faggella.com)

EL DESEMBARCO EN QUILMES

En el parte que firma Beresford sobre la captura de Bue­nos Aires, consta que propuso efectuar el desembarco en Quilmes y que: “No bien lo permitió el viento, sir Home Popham, acercó los buques todo lo que pudo”. A su vez, dice Popham: “Como fue imposible para el Narcissus aproximarlo a la costa debido a la poca profundidad del agua, el Encounter fue acercado hasta encallar, para cubrir el desembar­co del ejército en caso de necesidad”.
Afirma Groussac que el citado bergantín calaba 12 pies y que a pesar de dicho calado escaso: “Tuvo que quedar a una milla de la costa”. Es de observar que los cañones del Encounter no podían tener un alcance útil, de acuerdo con los datos de la época, más allá de los 1.000 ó 1.200 metros, lo cual permitiría suponer que las tropas invasoras, una vez llegadas a la playa, habrían de quedar fuera de la protección de la artillería de di­cho buque, y con mayor razón cuando se internaran tierra adentro. “En la tarde del 25 de junio - dice Gillespie, oficial inglés que participó en la invasión -, la sección militar estaba frente a Quilmes, una punta baja de tierra, situada a doce millas de “Buenos Aires”. A su vez, el teniente Fernyhough - que como Gillespie, pertenecía al batallón de Infantería de Marina - dice: “Llegamos a la altura de Buenos Aires el 25, a unas 15 millas de aquella ciudad, cerca de Quilmes. Allí juzgó prudente des­embarcar el general Beresford”.

La punta baja de tierra, frente a Quilmes, según la carta publicada por la Dirección Hidrográfica de Madrid en el año 1812, de acuerdo a trabajos realizados con anterioridad por el entonces teniente de fragata Andrés de Ayarvide, y frente a la cual fondeó la escuadra inglesa atacante, referida a nuestra costa actual, se encuentra en el lugar determinado por las coor­denadas geográficas siguientes: Lat. 34° 42’ 19”; Long. W. 58° 14' 02”, localizado por la baliza luminosa del Club Náutico Quil­mespor el Servicio Hidrográfico del Ministerio de Marina. (12).
El Gobierno de la Nación, a pedido de la Comisión Nacio­nal de Museos y Monumentos, declaró “lugar histórico”, en Quilmes, al “lugar en que desembarcaron las tropas inglesas que después fueron derrotadas en Buenos Aires (25 Junio 1806).” (13)

Dos esclavos de Juan Antonio Santa Coloma - vecino afin­cado en aquella época en las proximidades de los Quilmes, hacia el extremo Norte del barrio de Villa Crámer del hoy pueblo de Bernal- un pardo y un negro, informaron a la guardia militar del Puente de Gálvez - hoy Pueyrredón - sobre el Riachuelo, en la noche del 25, a las 20 horas, ante el coronel Elía, que: “En la madrugada de ese día aparecieron frente a los Quilmesonce fragatas, tres bergantines y un falucho, que se aproximó re­conociendo la costa con un pequeño bote por la popa y regresó, retirándose con tres fragatas, quedando por este motivo re­ducido el número de dicha división inglesa a siete fragatas y tres bergantines; que uno de estos (el Encounter) varó con mucha proximidad a tierra a las 12 y 30, desde cuya hora, pro­cedieron a desembarcar las tropas en 21 botes en tres ocasio­nes, conduciendo en cada uno de ellos 20 a 22 hombres; luego que verificaron el desembarco en el arenal frente a los quilmeños, que se ocultaron en los pajonales del Bañado hasta poco antes de oraciones”. Esta declaración, comprobada por mu­chas otras, por lo menos en lo fundamental, nos mueve a no ratificarla más que con la carta del Cabildo de Buenos Aires a S. M. el Rey, por intermedio de su apoderado en Madrid, Manuel Velazco y Echeverri, que dice así: “A la mañana del día siguiente, 25, se presentó la escuadra enemiga manifestando cla­ramente por sus maniobras que sus miras se dirigían a desembarcar en la inmediata playa, y a poco más o menos de las 12 lo verificó a la vista de todo el vecindario que desde las azoteas divisaba el continuo acercarse de los botes al citado lugar de los Quilmes”.
Agregamos a esto la declaración del subteniente San Pe­dro y Pazos, quien dice haber observado el desembarco desde Buenos Aires sin que se hiciese desde nuestra parte el menor “movimiento para estorbarlo no obstante hallarse el río bajo”. (14)
El lugar elegido por los atacantes, las playas frente a los Quilmes, no lo fue al azar; constituía, según Groussac, el punto desierto más próximo a Buenos Aires donde las fuerzas pudie­ran hacer pie sin ser molestadas. Además era el sitio de la cos­ta más cercano a la playa, que marcaba la menor distancia para que los buques se acercaran a la orilla, contando con una pro­fundidad regular de 12 pies. El coronel Beverina [c]determina el lugar como el único más adecuado para verificar un ataque por sorpresa, antes que un enemigo organizado hubiera tenido tiem­po de enviar allí tropas numerosas para impedir la operación Por otra parte, la existencia de una franja de bañados, entre el punto de desembarco y las barrancas, favorecía la organiza­ción de las tropas que hacían pié, antes de que el ataque que podría llevárseles desde tierra, las encontrara en maniobras preliminares a su colocación en orden de combate. (15)
El alférez Fernández de Castro, en su declaración ante el Cabildo, dice: “Que habiéndose avistado en la mañana del 25 de junio próximo pasado once embarcaciones como a distancia de cinco leguas al Este de este puerto, la Fortaleza dio la señal de alarma.... que desde la mañana hasta las doce del día, los enemigos trataron de acercarse todo lo posible a la costa de los Quilmes, quedando una corbeta fondeada afuera y avan­zando los otros buques a proteger el desembarco, que clara y distintamente se veía efectuar con veinte embarcaciones menores”.
Habían desembarcado 70 jefes y oficiales, 99 suboficiales, el empleado civiles y 1474 hombres de tropa; el núcleo más importante lo formaba el primer batallón del Regimiento N° 71 de Cazadores Escoceses, al mando del teniente coronel sir Denis Pack; el batallón de Infantería de Marina, al mando del capitán King y la Infantería de Santa Helena, al mando del te­niente coronel Lane, integraban el total.
El coronel Elía, en nota ya citada dirigida al Virrey desde el Puente de Gálvez en noche del 25, al referir la información de los esclavos de Santa Coloma, dice: “Que luego que verificaron el desembarco en el arenal de los quilmeños que se ocultaron en los pajonales del Bañado hasta poco antes de oraciones; que dado el toque de caja, se formaron en la playa, al parecer en mucha cantidad, con chaquetas encarnadas con vueltas amarillas y pantalón azul; que poco antes del toque de caja, procedieron algunos a echar en tierra una cu­reña.” (16)
El capitán de milicias de caballería José del Llano, de guar­dia en las cercanías del Puente de Gálvez, donde se presentaron los esclavos de Santa Coloma, declara lo por ellos informado: “Que en el desembarco, habían empezado a las once y concluido a las tres y media de la tarde, desde cuya hora hasta una después de oraciones se conservaron ocultas en el pajonal, de donde salieron a la hora citada para desembarcar la fusilería, ca­ñones de campaña y municiones, las que les fueron traídas a tierra en distintos botes”.
El teniente Álzaga, de guardia también en el Puente de Gálvez, se refiere así a la declaración de ambos esclavos: “Que al cerrar la tarde habían tocado pitos y tambores y hecho algunas evoluciones en la playa; que también les habían visto desembarcar cañones, cargado cada uno por cuatro hombres, para cuya descarga se habían aproximado una fragata y un bergantín que se habían varado con el baja mar”.
En Quilmes, y respondiendo a disposiciones prefijadas, se encontraba el sargento de inválidos Gerónimo Tabares, quien con cuatro hombres y un artillero, disponía de un cañón de a 12, sin cureña, clavado en tierra, para dar aviso con sus dispa­ros, de cualquier novedad. Es probable que estuviese apostado en la vigía de Quilmes desde abril de ese año, tal como lo hemos señalado antes. Así mismo, y desde las 10 de la noche del 24, se encontraba en la Reducción el alférez Manuel Sánchez con 12 hombres, con la misión de rondar las barrancas; el mismo que, al amanecer del día 25, avistando los buques enemigos, mandó parte urgente a S. E. disparando al propio tiempo dos cañonazos y pasando aviso al encargado del cañón más cercano a la ciudad, para que repitiera la señal, tal como lo declaró al Ca­bildo el propio sargento Tabares.
 Marquez Rafael de Sobremonte y Núñez (1745-1827)

Dice Mariano Moreno en su Memorias sobre la primera invasión inglesa, que el Virrey Sobremonte se burlaba de la presencia de barcos enemigos en aguas próximas a la costa de la Ensenada, suponiéndolos de contrabandistas, y que a pe­sar de recibir un parte del Comandante en aquel punto, al toque de oraciones del día 24, en el cual se le informaba haber inten­tado los ingleses un desembarco por aquel lugar y haberlos “resistido con el fuego de la batería”; no obstante ello el virrey se dirigió a la Casa de Comedias (en la esquina actual de Canga­llo y Reconquista), sin dar muestras de atribuir importancia al parte, “con la misma serenidad que en una paz tranquila”. Y solamente cuando a las 8 de la noche entró a su palco un oficial entregándole un nuevo parte, esta vez de los Quilmes, en el cual se le daba aviso que los ingleses desembarcaban allí, se retiró del espectáculo hacia su palacio; Ignacio Núñez, que como Mo­reno, escribió una memoria sobre el suceso que había presen­ciado, también se refiere al parte, llegado al palco del Virrey, desde los Quilmes. (17).

Acerca de estas circunstancias, la nota del Cabildo ya men­cionada en su informe al Rey, dice que: “Avisado el Virrey la noche del 24…  no tomó más providencia que la de despachar una partida de 10 a 12 hombres que fuesen a rondar por aquellos parajes”.

Abundando sobre este punto, el sargento Bonifacio García, de guardia en la Fortaleza en la noche del 24, declaró que: “Durante su guardia llegaron dos chasques de la Ensenada con “comunicaciones para S. E. que se hallaba en el teatro”.
De las referencias transcriptas, y dejando de lado algu­nas pequeñas diferencias de detalle, se desprendería que el Vi­rrey recibió aviso de los graves sucesos del momento, primero directamente desde la Ensenada, y luego desde los Quilmes, siendo probable que este último haya sido dado por el sargento Tabares, de guardia en éste punto.

Concuerdan también las referencias, en señalar la actua­ción tan largamente comentada por la crítica, de la “encumbra­da nulidad”, tal como designó Groussac a Sobremonte; quien, en una asombrosa e inexplicable incapacidad e irresolución, se limitó a observar el desembarco: “con un anteojo, desde uno delos balcones de la Fortaleza”, en la mañana del siguiente día 25, tal como lo declaró el voluntario José Antonio Lago.

EL ATAQUE

Dice Gillespie: Se efectuó el desembarco de toda la fuerza efectiva con todas sus municiones para el servicio. Las fogatas encendidas en todas las alturas y un numeroso concur­so de jinetes viniendo de todos los rumbos al gran centro de la Reducción,pueblito más de dos millas a nuestro frente, de­notaban una alarma general y que este terreno alto (el que se encontraba desde las barrancas hacia el oeste) era el elegido por el enemigo para la lucha que se aproximaba”.
Casi al terminar la tarde, el ejército invasor emprendió la marcha por entre los pantanos en procura de un terreno alto donde acampar y organizarse; continúa Gillespie: “Después de desprender piquetes, el ejército vivaqueó por la noche sobre su terreno. Justamente obscurecía cuando se oyó una alarma de algunos muchachos, que descargaban sus mosquetes en la dirección de donde procedía un ruido de pisadas de caballos, que aparentemente se venían sobre ellos a toda carrera. El teniente Landel, de los marinos, que los mandaba, se condujo con sangre fría. En vez de retroceder precipitadamente, mantuvo su terreno hasta que se formó el cuerpo principal. Esto sucedió porque algunos marineros, observando nu­merosos caballos, trataron en vano de agarrar algunos y de este modo los arrearon sobre nuestras líneas”.
El teniente Fernyhough se expresa en igual sentido; men­ciona las hogueras encendidas en la Reducción y la presencia de tropas montadas y con respecto a la carga de caballería, que los piquetes de avanzada supusieron al notar el avance pre­cipitado de varias tropillas, dice que se produjo al amanecer, “just before daylight”.
Durante el día 25 había soplado viento norte con caracte­res tempestuosos, que se confirmaron con recios aguaceros caí­dos durante la noche, condiciones que debieron ser soportadas por las tropas inglesas en los vivaques y al raso.
Poco antes del obscurecer de dicho día, llegó a los Quilmes el subinspector Arze, al frente de 500 hombres de caballería, armados con espadas y pistolas unos, con chuzos otros, y unos pocos con carabinas, trayendo consigo esta fuerza, 2 cañones y un obús. Esta fuerza de caballería la componían 400 hombres de las milicias de la campaña y unos 100 blandengues.
No tardó en reunirse a esta tropa, un nuevo contingente al mando del coronel De la Quintana, fuerte de 150 hombres, quie­nes llegaron desde la Ensenada cumpliendo órdenes recibidas; el sargento Tabares declaró al Cabildo que primero llegó a los Quilmes el coronel de la Quintana y luego el subinspector Arze.
Al amanecer del día 26, el teniente Manuel Martínez Mu­ñoz, jefe de una de las patrullas de exploración pudo: “Ver los enemigos en la playa que destacaban partidas en trozos y andaban por el bañado, comprendiéndose que reconocían y allanaban pasos”. Por su parte, el sargento Tabares expuso: “Que se empezaban a ser salir las tropas inglesas de entre los pajonales que estaban a la orilla del río”.

El subinspector Arze había extendido sus líneas sobre las barrancas inmediatas al bañado que media entre estas y la costa del río, en el lugar aproximado que hoy existe entre las calles Alsina y Conesa, y más o menos a lo largo de las calles Paz, Pringles y Belgrano, que bordean las barrancas desde Alsina hasta Conesa, formando la cresta de las mismas; la formación estaba ordenada en dos líneas, de dos filas cada una, los blandengues en la primera línea y los milicianos voluntarios en la segunda, ocupando la parte más alta de los bordes de la ba­rranca : “formados los escuadrones en el cantil [d]de una eminen­cia”, [e] según se expresó el capitán Del Llano, participante en el combate, formando parte de las fuerzas del coronel Elía, que llegaron poco después.

La precisión relativa de los nombres de las calles que se mencionan como lugar de formación de las tropas de Arze, la da la topografía inconfundible del lugar, ya se le mire desde las tierras del bañado, ya en el sitio que se da como real, y ellas coinciden fuertemente con los datos e informes para describir los hechos en primer término y que luego corroboraremos con las declaraciones de los participantes criollos y españoles, a las órdenes de Arze y del coronel Elía.
A la derecha de las fuerzas extendidas del subinspector, este había ordenado, en lugar casi inmediato a la Reducción, y apoyándose en ella, el emplazamiento de su artillería, con­sistente en dos cañoncitos de a 4 y un obús de a 12, (18) cuyo alcance controlado, vale decir, de puntería definida, era de 500 a 800 metros para los cañones y de 1200 para el obús.

Frente a los defensores de la Reducción se extendían los terrenos del ba­ñado, anegado por el caudal de las fuertes lluvias caídas en la noche anterior, las cuales, desde los terrenos altos, se desagua­ban torrentosas por los cursos naturales que se despeñaban por las calles de hoy, Las Heras y sus paralelas hasta Rivadavia, aguas que reunidas muy luego en el llamado arroyo del Medio, desbordaban su escaso cauce habitual separando a ambos con­tendientes, de los cuales, los españoles, sobre las barrancas, distaban de 600 a 700 metros de dicho arroyo, y los ingleses sobre el albardón de la costa, de 800 a 1000 metros.
El arroyo del Medio cruzaba el bañado transversalmente, acercándose a la costa a la altura de la actual calle Brandsen y desaguando en la misma por el actual arroyo Colorado y el antiguo, de cauce ya borrado, llamado Antuco o Chantuco.

Retomamos la narración de Gillespie: “El 26 al alba, todos estuvieron sobre las armas después de una copiosa lluvia durante la noche, que dañó unos pocos fusiles. La luz del día nos mostró el pueblito de la Reducción, como a dos millas de nuestra izquierda y una masa a pié y a caballo, con cuatro cañones en cada flanco delante de nosotros, y una densa columna de caballería rondando sobre nuestra derecha. Se formaron en el límite extremo de un profundo pero verdeante bañado, y sobre un llano escogido que se levantaba abruptamente muchas yardas sobre nuestro nivel, semejante a la escarpada margen de un río”.

El observador  colocado hoy sobre la calle Cevallos, mirando hacia las barrancas, puede ver en la intersección de las de Rivadavia y Belgrano un talud de rápida pendiente, que va pronunciándose fuertemente hasta la esquina que forman 9 de Ju­lio y Pringles, disminuyendo levemente hasta pronunciarse nuevamente con violencia en el cruce de San Lorenzo y Mitre, en el lugar denominado “El Cantón”. Eran estos los bordes del llano escogido que se levantaba abruptamente muchas yardas sobre nuestro nivel, semejante a la escarpada margen de “un río”, a que alude el oficial inglés, y que en aquella época, sin las modificaciones de niveles actuales (1944), debían ser más acen­tuadas que hoy. La planimetría actual comprueba la ubicación de las citadas pendientes y muestra, desde el borde del cantil indicado, hacia las vías del ferrocarril del Sud (hoy Roca), con un frente de seis cuadras y un fondo de ocho, una llanura cuya pendiente muy suave, decrece de Oeste a Este y de Sur a Norte, exten­sión que constituiría “el llano escogido”descripto en el texto del citado Gillespie, el cual agrega: “Nada podía ser más lindo como posición defensiva. Por la mañana temprano, varios de sus jefes, enbridones[f]ricamente aperados [g]y vestidos con soberbias capas o ponchos, vinieron a reconocer los bordes del bañado que se interponía entre nosotros y por la confianza que se siguió se puede presumir que despreciaban nuestras amenazas.”

 
El talud de rápida pendiente, que va pronunciándose fuertemente hasta la esquina que forman 9 de Ju­lio y Pringles, disminuyendo levemente hasta pronunciarse nuevamente con violencia en el cruce de San Lorenzo y Mitre, en el lugar denominado “El Cantón”.
No nos quedaba otra alternativa que forzar nuestro camino al través de todos los obstáculos. Nuestras tropas se formaron en dos columnas y después de avanzar 800 yardas desplegaron en batalla. El regimiento 71 cubría la derecha; el batallón de marina formaba, un poco más atrás del 71, a la izquierda; y el cuerpo de Santa Helena, 200 pasos atrás, la reserva. Un avance instantáneo nos llevó al bañado (al cauce desbordado del arroyo del Medio), y el ene­migo, viendo enredado (encajado ?) uno de nuestros cañones, y nuestros hombres irreparablemente presos en él, abrió sus fuegos, en dirección oblicua, a la derecha”.
Curso aproximado del arroyo del Medio sobre un plano actual
Desapareció aproximadamente a partir de 1950 (circa) 

 Espacio actual del arroyo del Medio que atravesaba la avenida Otamendi.
El teniente Fernyhough escribió al respecto: “Al observar este movimiento, el general Beresford determinó atacarlos sin dilación, y dio órdenes para avanzar todos, que fueron pronta y alegremente obedecidas, primeramente sacándonos nuestros sombreros y tocando tres toques las gaitas (bagpipes) del 71° de cazadores escoceses”.
Prosigue Gillespie: “El 71°, sin embargo, no desanimado por los obstáculos, lo pasó gritando, y pronto se lanzó a la carga, mientras los marinos se ocultaban rápidamente en su reta­guardia y algo a la derecha, para cubrir aquel flanco del re­sultado de un choque intentado por el cuerpo estacionado ya descripto, que aparentemente esperaba la probabilidad de tal ventaja”.
Fernyhough dice: “No fuimos muy adelante, sin en­redarnos(encajarnos ?) en el pantano, lo cual, apercibido por el enemigo, hizo que abriera vivo fuego sobre nosotros. El capitán Le Blanc, del 71°, perdió infortunadamente su pierna y sufrió la amputación inmediata en el mismo campo de batalla. Tuvimos también varios hombres muertos o heridos, y lo que se agregó a nuestras dificultades en ese momento, fue que nues­tros cañones se atollaron bien pronto en el pantano por lo que no pudimos utilizar uno para disparar contra el enemigo. Con muchos esfuerzos allanamos este impedimento y continuamos avanzando a buena velocidad...” 
Gillespie se refiere al final del combate en la siguiente for­ma: “Habiendo vencido el bañado y ganado la altura más allá de éste (las barrancas, muy probablemente por la cuesta que se extiende entre las calles Nicolás Videla y Castelli), los grana­deros del 71° hicieron una descarga cerrada que puso al ejér­cito enemigo en completa fuga, abandonando sus cañones y las mulas que los tiraban”. El teniente Fernyhaugh dice: “…has­ta llegar tolerablemente cerca, al tiempo que el enemigo inició su retirada con la mayor precipitación, después de recibir dos o tres descargas de mosquetería y un vivo cañoneo desde dos piezas de campaña de bronce, que afortunadamente se encon­traban muy a la izquierda de nuestra línea, por lo que evitaron el pantano quedando habilitados para lograr las alturas a tiempo para cañonear sobre los españoles en su retirada”.
El general Beresford, en su informe a su jefe, Baird, des­cribe así el combate: “Eran las 11 de la mañana del 26, cuando recién conseguí apartarme de mi puesto (campamento de la costa), y el enemigo pudo haber contado cada hombre que yo llevaba, desde su posición. Fui llevado hasta la cima de una loma sobre la que se encontraba el pueblo deReducción, el que cubría su flanco, consistiendo su fuerza principalmente en ca­ballería - entretanto fui informado que estas contaban 2000 - con ocho piezas de campaña. La topografía del terreno era tal que me obligaba a enfrentarlo directamente y para hacer mi formación de ataque en lo posible igual a la suya, dispuse todas las tropas en una sola línea, excepto la infantería de San­ta Helena de 150 hombres, la que formé a 120 yardas a la re­taguardia con dos piezas de campaña, con orden de enfrentar derecha e izquierda, a medida que nuestros flancos fuesen amenazados por su caballería. Yo poseía dos(piezas) de 6 libras sobre cada flanco y dos obuses en el centro de la primera línea. En este orden avancé sobre el enemigo, y después que nos acercamos al alcance de sus cañones, una franja de bañado se nos interpuso a nuestro frente y me obligó á detenerme, mientras los cañones hacían un pequeño rodeo para atravesarlos, lo que apenas se había realizado, cuando el enemigo abrió fuego sobre nosotros, apuntando bien al principio, pero como íbamos avanzando a gran velocidad, no obstante el terreno pantanoso, lo que pronto nos obligó a abandonar todos nuestros ca­ñones; su fuego no nos causó mayores perjuicios. El regimiento 71° llegaba a la cumbre de las barrancas en bastante buena formación, apoyado por un batallón de mari­nería, cuando el enemigo no quiso esperar que se le acercaran más, retirándose de la cima de la barranca, mientras nuestras tropas llegaban a la misma, comenzando un fuego de fusilería. El enemigo huyó precipitadamente, dejándonos 4 piezas de campaña y un carro de artillería y nosotros no lo volvimos a ver en todo el día. Hice un alto de dos horas sobre el campo, para dejar descansar las tropas y disponer lo necesario para llevar con nosotros los cañones del enemigo y los nuestros, los que habíamos podido sacar de los pantanos, gracias a los esfuer­zos del capitán Donelly”. Hasta aquí el general Beresford.
El varias veces transcripto Fenyhough dice: “Estuvimos en posesión de la eminencia y de seis cañones de bronce, abando­nados por el enemigo, quien fue tan inconsistente en sus evo­luciones, que dejó dos de ellos cargados, con los cuales les hicimos un fuego muy bien dirigido. Atribuimos las escasas pérdi­das que sufrimos, a la inexperiencia del enemigo en el manejo de sus cañones, los cuales, por lo general, tiraban muy elevado”.
A su vez, el comodoro Popham, en nota dirigida a Sir William Mardsen, escrita en Buenos Aires, dice: “El enemigo se encontraba apostado en el pueblo de Reducción, construido sobre un promontorio a unas dos millas de la costa, y aparente­mente existía una buena llanura entre los dos ejércitos, pero resultó ser, en la mañana siguiente, solamente un pantano cu­bierto de vegetación baja. Esto impidió en cierto modo nuestro avance; tampoco abrió el enemigo las hostilidades hasta encon­trarse las tropas casi en el medio del bañado, de donde pensó que sería imposible sacarlas. Las admirables e inteligentes dis­posiciones del general Beresford y el coraje de su ejército, pronto hicieron comprender al enemigo que su única salvación estaba en una retirada precipitada, porque tuvimos la satisfac­ción de ver desde las naves cerca de 4000 españoles de la caba­llería huir en todas direcciones, dejando sus piezas de artillería en el campo, mientras nuestras tropas subían por las barran­cas”.
Puede apreciarse fácilmente la concordancia de los jefes y oficiales ingleses acerca del desarrollo de las operaciones de avance, y lo contestes de sus relaciones, en cuanto a la huida en desbandada de las fuerzas defensoras de la Reducción, puede decirse sin lucha previa, tan pronto los invasores arremetieron contra “la escarpada margen”, es decir, cuando iniciaron el asal­to de las posiciones que ocupaban las fuerzas de Arce, en lo alto del talud formado por las barrancas de los lugares ya mencio­nados de Quilmes. (19)

VEAMOS AHORA LAS OPERACIONES DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LAS INFORMACIONES DE ORIGEN ESPAÑOL (20)

Tendidas las fuerzas de Arze, que presenciaban el avance de las tropas inglesas, íbase acercando a Quilmes, desde el puen­te de Gálvez, el coronel Elía, siguiendo con los hombres bajo su mando la orilla de la barranca, en número de 260 soldados, con dos cañones y un obús. Este refuerzo había salido de la quinta de Gálvez, sobre el Riachuelo, entre las 7 y las 8 de la mañana del día 26, en cumplimiento de órdenes de Arze, forman­do del modo siguiente: una patrulla exploradora de 26 hombres al mando del alférez Juan Ignacio Terrada, con la misión de des­cubrir bañados y caminos, a fin de que la artillería no sufriese demoras ni tropiezo alguno en la marcha. Seguían luego las piezas de artillería mencionadas, al mando del capitán Vereterra; luego el regimiento de Voluntarios de Caballería y cerraba la marcha una compañía de infantería al man­do del capitán Florencio Terrada, compañía que, pocos días antes, había sido provista con caballos, transformándola en in­fantería montada. Estas tropas, al mando del coronel Elía, que se acercaba a los Quilmes al trote de los caballos detuvo su mar­cha aproximadamente a 400 metros al Noroeste de la posición ocupada por Arze.
Durante la marcha, Elía recibió chasques [h]enviados por Ar­ze; uno de ellos, el capitán Manuel Marín, portador de instruc­ciones para que acelerasen el paso, “pues el enemigo marchaba ya por el bañado”, por lo que empezó la formación a marchar a rienda suelta. La marcha fue nuevamente apurada por otra orden del subinspector.
El comandante de la partida exploradora de vanguardia, alférez Terrada, declaró ante el Cabildo, que descubrió en la par­tida de afuera del bañado en dirección a los Quilmes, una fuerza considerable de tropas enemigas formadas en batalla y man­cando aligerar a su gente para hacer de aquellos un reconocimiento exacto, vio que avanzaban divididos en dos trozos, y en consecuencia mandó cuatro chasques, avisando la operación del enemigo y noticiando de su inmediación y movimiento aconse­jando marchasen nuestras fuerzas a su encuentro, pues de lo contrario no darían lugar a formar la línea como en efecto sucedió.
Otros oficiales, el teniente Muñoz y el mayor Ibáñez, decla­raron, en este punto: “Los ingleses descubrieron su columna y marcharon de frente, y las tropas inglesas seguían su des­embarco (sic) por el bañado, con frente de batalla al sud”. Refiriéndose ambos a la marcha del ejército invasor por el bañado, acercándose al cauce del arroyo del Medio al tiempo que las tro­pas de Elía, distantes algo más de media legua de la posición de Arze, hacia el Noroeste, descubrían al enemigo como a seis cuadras de la formación del subinspector, marchando en co­lumnas.
Dice el capitán Del Llano, de las fuerzas del coronel Elía: “Llegados a la vista del enemigo, que ya estaba formado en columna fuera del bañado (arroyo), observó que el señor subinspector general rompió el fuego con su tren volante, desde el cantil de una eminencia en donde lo tenía colocado al costado derecho de 200 hombres escasos, formados en batalla, figuran­do dos escuadrones, y que los enemigos contestaban con el de sus cañones”. El ayudante mayor del regimiento de volunta­rios de caballería, Pedro Ibáñez, que integraba las fuerzas de Elía, declaró: “Que en la marcha, cuando llegaron a ocho o nueve cuadras del pueblo de los Quilmes, donde se hallaba formado el cuerpo de blandengues y los voluntarios de caballería de campaña… ya estaban haciendo fuego a las tropas inglesas… haciéndoles entonces fuego por elevación el enemigo”.
El mencionado varias veces, alférez Terrada, en su declara­ción ante el Cabildo, continúa esta parte así: “Que en esas cir­cunstancias el subinspector rompió el fuego de su artillería sobre los enemigos y como el exponente esperase la incorpora­ción de su regimiento (recuérdese que Terrada mandaba el piquete explorador de vanguardia) para incorporarse según las órdenes que tenía, se mantuvo en expectativa en la misma orilla de la barranca, desde donde vio que las dos primeras balas de nuestra artillería causaron daño en las filas enemigas, ma­tándoles 18 o 20 hombres que quedaron tendidos en el suelo. Que a vista de esto, los enemigos empezaron a flaquear, sa­liéndose muchos soldados de las filas y corriendo hacia atrás, pero en el momento fueron contenidos por dos jefes que anda­ban a caballo y sus claros fueron prontamente cerrados y conti­nuaron avanzando; que vuelto a hacer fuego la batería del sub­inspector, sus tiros no causaron daño a los enemigos, como los primeros, ni llegó a tiempo el tren que marchaba con la caba­llería, a pesar de las voces que daba el declarante para que se apresurase a llegar al lugar donde él estaba, que era adonde se dirigía el trozo principal de la fuerza enemiga, de lo que resultó que este pudiera formarse en la barranquera y abrir desde allí sus fuegos sobre los nuestros”.

Las bajas a que alude el declarante, alférez Terrada, así co­mo las que hemos indicado en una de las partes transcriptas de Feryhough, no se ven documentadas ni ratificadas en la infor­mación elevada por el Cabildo, con motivo de la invasión ingle­sa. Por otra parte, en la planilla de bajas, firmada por el mayor de brigada J. W. Deane, producidas en las operaciones realiza­das durante los días 26 y 27 de junio de 1806 (combate en Quil­mesy tiroteos en el Puente de Gálvez), acciones libradas por las fuerzas de Beresford, se dan como datos oficiales 1 muerto (el cirujano Halliday, muerto por una partida, después del combate de Quilmes), 12 heridos y 1 desaparecido. Para corroborar tales datos, agregamos que la consulta de los registros de sepultura en el viejo cementerio de losQuilmes, no se anotan inhumacio­nes en el día 26 ni en los inmediatos subsiguientes, tal como consta en el Registro de dicho año, existente en el Archivo de la Iglesia Parroquial.

Puede observarse que el desarrollo de las maniobras preli­minares al combate y la marcha de las fuerzas inglesas por el bañado hacia las barrancas, está descripta por los oficiales ingleses en forma concordante con las declaraciones que vienen de leerse, de los oficiales españoles. Abundan además, en iguales confirmaciones, las varias declaraciones de otros oficiales inte­grantes de las fuerzas del Coronel Elía, de gran valor, pues ellos, al aproximarse al subinspector, tenían ante su vista todo el pa­norama del terreno por el cual avanzaban los británicos.


Hasta ese momento, en el cual los cañones ingleses comen­zaron a replicar a la artillería española, las tropas a las órdenes de Arze ocupaban su posición sobre los barrancosos bordes ya descriptos; las de Beresford, parte de las cuales ya habían atra­vesado el arroyo desbordado, se disponían a cargar a la bayone­ta, para desalojar al enemigo de la altura que frente a ellos se alzaba, erizada de fuerzas de caballería, siéndoles necesario atra­vesar el espacio de terreno llano, comprendido entre el arroyo y las barrancas, a pecho descubierto y bajo el fuego de los cañones de Arze, el cual (como lo suponían) debía aumentar cuando en­traran en acción las tres piezas que traía Elía con sus tropas, a quien, los ingleses, desde el bajo, estaban viendo llegar en opor­tunas condiciones para atacar su flanco derecho en una carga de caballería que les llegaría desde las alturas de la zona Noroeste de la Reducción, hasta el bañado y el terreno comprendido entre este y las barrancas.
No se había iniciado, pues, el cuerpo a cuerpo, que los in­gleses juzgaban inminente, por las numerosas fuerzas de caba­llería que con sus cargas impetuosas hubieran desorganizado sus líneas y sembrado la confusión entre sus reservas, flancos y frente, desorganización que podía ser causada por el choque y luego por el combate a sablazos en el entrevero, en el que, pocos años después, se mostrarían tan hábiles los soldados de la guerra de la independencia y de las luchas interiores; agréguese a ésta carga, protegida mientras llegaba, por el fuego de los cañones de Arze, la que se sumaría desde el frente, con la caballería del sub­inspector, descendiendo velozmente, cubierta por el fuego de cañón, desde la que Gillespie había clasificado como “linda posi­ción defensiva”, y puede tenerse una noción concreta de las con­diciones en que se hallaban los contendientes, en el momento en que uno de ellos se encontraba en reorganización, después de haber atravesado el arroyo, en tanto que el otro, a su frente, dis­paraba impunemente su artillería sobre el primero, al tiempo en que una fuerza de caballería amagaba el flanco derecho de las fuerzas invasoras.
El coronel Rocamora y el capitán Vereterra, ambos de la fuerza de Elía, recién llegadas a inmediaciones de la formación de Arze, propusieron a éste, en nombre de su jefe inmediato (Elía): “Que si le parecía que atacasen al enemigo por el costado opuesto al que él lo hacía”, es decir, por la izquierda españo­la, cargar con la caballería contra la derecha inglesa, justamen­te en el momento en que el regimiento N° 71 al atravesar el arroyo, quedaba en descubierto, y que la infantería de marina no había llegado aún a esa posición para cubrirlo y protegerlo en su flanco de la carga de la caballería española, carga que espera­ban los ingleses se produjese, tal como lo hace notar Gillespie, quien precisamente en esos momentos se encontraba en la posi­ción señalada para la infantería de marina, de la cual formaba parte.
Dice Del Llano, que mientras la consulta al subinspector te­nía lugar en momentos tan apremiantes, las tropas de Elía: “Re­corrieron las armas y se procedió a cargar las pistolas, y como esto no pudo verificarse, porque las balas que contenían los cartuchos eran de más calibre que el que sufría el cañón de aquellas, cuando se esperaba que este incidente abatiese el ánimo de los soldados, no hizo más que inflamarlos y excitarlos a que solicitasen, como lo hicieron con empeño, en que se les per­mitiese entrar contra el enemigo, fiados en que con sólo el caballo lo desorganizarían”.
Pero a pesar de todo ello, y de que en ese momento, a jui­cio de muchos jefes yoficiales que participaron en el combate - tal como lo expone más tarde el Cabildo - la carga contra la derecha inglesa era necesaria - cosa que ratifica el mismo Gillespie, que la esperaba, desde el lugar que ocupaba en la po­sición inglesa - la carga no se cumplió; declaró Del Llano: “Arze contestó que de ningún modo aludiendo a la propuesta de Rocamora y Vereterra y que siguiesen a reunírsele, desplegando en batalla por el costado izquierdo de su formación”. Y dice el Cabildo: “Mandó resueltamente que la caballería auxiliar (la de Elía), pasando por la retaguardia de sus fuerzas, fuese a ocupar el lado derecho de la misma eminencia” (ba­rranca). Se le mandó preguntar entonces qué se hacía con los dos cañones de a cuatro y el obús de a ocho”. (llegados al mando de Vereterra) A lo que contestó Arze, según declaración del teniente Álzaga: “Que por su retaguardia pasasen al costado derecho donde estaba la artillería que con él(Arze) hacía fuego, para que ellos lo verificasen hicieran fuego con las piezas recién llegadas, mientras él(Arze) hacía su retirada que ya había ordenado”.
Esta orden se daba en momentos de estar todas las fuer­zas de Arze y las de Elía, bajo el fuego enemigo, quien con la misma alza y deriva, podía batir un blanco de mayores dimensiones y aumentado en profundidad, en el que estaban com­prendidas todas las fuerzas españolas; blanco que era ofrecido a la artillería inglesa gracias a la maniobra ordenada por el subinspector, de mandar realizar el pasaje por su retaguardia, hacia su derecha, por no tener por conveniente dividir las fuer­zas del enemigo con un duplicado choque (el que podrían ha­ber llevado por el frente las fuerzas de Arze y por el flanco derecho enemigo, las del coronel Elía)
Las consecuencias de este movimiento las da el teniente Manuel Martínez Muñoz: “Paró nuestra artillería (dejó de hacer fuego la de Arze) y se tocó retirada saliendo en desconcierto toda la caballería que estaba a las órdenes del subinspector”, ratificado por el teniente Fermín Tocornal: “Al aproximarse (las fuerzas de Elía a la formación de Arze) y sin que hubieran entrado en funciones las tres piezas que llevaban, ni aun se hubiesen cargado, mandó el señor Inspector la retirada, y en seguida hizo seña el único tambor que había, viéndose desfi­lar por la izquierda las tropas de dicho jefe, atropellándose con los que llegaban. Resultó estropearse unos, rodar otros y envolverse todos, al mismo tiempo que el enemigo redoblaba sus fuegos de fusilería y algunos de cañón, sirviéndose enton­ces de algunas de nuestras piezas que ya habían caído en su poder”.
El capitán Francisco Castañón, del 4° Escuadrón de Vo­luntarios de Caballería, que venía con Elía, declaró: “Los enemi­gos empezaron un fuego graneado por compañías y algunos tiros de cañón con dirección a la caballería (la de Elía) y como al empezar los fuegos de fusilería los enemigos que lo hacían al pie de las barrancas y a corta distancia no tuvieron contraposición de las mismas armas, pues sólo había fusiles entre algunos blandengues, se mandó volver caras y marchas en retirada (tropas de Arze) lo que se verificó con algún “desorden, atropellándose con las que llegaban”.
Por su parte, el capitán Manuel Martínez Muñoz, dijo que las fuer­zas de Arze: “Desfilaron por la izquierda de aquellas(de Elía)…  y viendo el subinspector           … los tres cañones que el capitán Martínez conducía, preguntó al capitán Vereterra si los traía cargados, y contestándole que no, le dijo que se retirase y al hacerlo estaba la gente desordenada por la reti­rada que se había ordenado”.
El choque entre las tropas de Arze en retirada, y las recién llegadas al mando del coronel Elía, se produjo necesariamente, desde que, según el capitán Del Llano: “Por la reiterada orden del subinspector, fue indispensable la reunión con éste”; para lo cual, las fuerzas de Elía, como ya se ha dicho: “Debían pasar por la retaguardia de Arze para ocupar su derecha. Tal reu­nión, siempre según Del Llano, se hizo en las críticas circunstancias en que ya hería la fusilería del contrario y que ya con­vertía con precipitada fuga, sobre la izquierda, el escuadrón de blandengues que formaba la vanguardia de las fuerzas de Arze”. Vale decir, hacia la izquierda de Arze, en donde inicia­ban el despliegue en batalla las fuerzas recién llegadas de Elía. “Esta evolución - sigue Llano - que era mandada por dicho señor (Arze) y de la que no habían oído voz de mando ni señal que la indicase, ni menos instruido en su determinación, de­rrotó, con el opuesto choque de los blandengues, la formación en que iban a entrar (los que llegaban) y deshechas las filas, se redujo a desorden ambas formaciones, las que ya no pu­dieron ordenarse por las precipitadas marchas y descargas del enemigo, que no malogró esta oportunidad para causarles más confusión con su artillería, y apoderarse de cuatro piezas de las que tenían ambas divisiones nuestras”.
El teniente Álzaga declaró que el subinspector había orde­nado que si las tropas de caballería llegadas del puente de Gálvez: “Traían los cañones descargados, que huyesen”, agre­gando que: “Cuando quisieron verificar el movimiento de los cañones (por la retaguardia de Arze pasarlos a la derecha de su formación, según lo había ordenado), ya desfiló huyendo la gente que tenía el subinspector, atropellando por la del coronel Elía, y que a tiempo, el enemigo empezó a menudear el fuego graneado, lo que causó mayor confusión en la gente que había vuelto el rostro, de suerte que, aunque el deponente (Alzaga) y otros oficiales quisieron contenerlos, no pudieron lograrlo, y al poco tiempo se vió ya al enemigo en posesión del tren volante (la artillería española)”.
Es este el momento descripto por Gillespie, en que dice: “Habiendo vencido el bañado y la altura más allá de éste, los granaderos del 71° hicieron una descarga cerrada que puso al ejército enemigo en fuga completa abandonando los cañones y las mulas que los tiraban”.
El ayudante Bruno de la Quintana y el mayor Ibáñez que­daron a la cabeza de los últimos grupos que se retiraban; los capitanes Martínez y Molino de Torres, así como también el mayor Rocamora, recibieron orden del subinspector para reunir la gente fugitiva. Las tropas al mando directo del mayor Ibáñez, al oír “chiflar” un “rebenque flauta" de este jefe, se reunie­ron como a distancia de media legua del campo del combate, sobre la loma”. El capitán Joaquín Torres declaró al Cabildo, que cuando la retirada se transformó en desorden y luego en fuga: “El mayor de su regimiento, Tomás de Rocamora, tuvo que mandar a los oficiales a contener la tropa, lo que se con­siguió sin esfuerzo, yendo a reunirse como a distancia de una legua del enemigo, hacia el sud”; por lo que puede suponerse, para las tropas fugadas o gran parte de ellas, que se situaron en la parte suroeste de la actual ciudad de Quilmes, en las pe­queñas lomas de Villa Argentina y sus inmediaciones.
Loma de la bodega y viñedos Rosignoli donde se construyó la Villa Argentina. Hoy en día imperceptible.
En aquel punto se mandó al mayor Ibáñez pasase lista, de la que resultaron ciento diez ausentes. El capitán González de Castilla oyó decir que tal orden fue dada: “Con la intención de volver a atacar al enemigo”, y continúa: “Además se dispuso por el subinspector el nombramiento de partidas destinadas a reconocer la posición del enemigo y a observar sus movimien­tos, pero que luego se cambió de parecer y se ordenó retirada”.
Confirma lo antes indicado la ya mencionada varias veces declaración del capitán Del Llano, quien dice, respecto a este punto: “Reunidas en la loma una hora después de este choque, las tropas de Blandengues, Caballería e Infantería montada, y pasada lista de los individuos que componían estos cuerpos, se formaron de ellos dos divisiones en columna, las que por orden del Inspector marcharon en retirada hacia la ciudad, yendo la de Voluntarios de Caballería por las inmediaciones del bañado, y las de Blandengues y Caballería de la Frontera por las lomas, colocándose en medio de ambas una caja mon­tada para señales al señor Inspector General.” (22)

Durante la marcha, por el ala derecha, se incorporaron mu­chos dispersos, indudablemente los que se encontraban hacia el norte y el oeste de la zona de combate. El informe conjunto se detuvo en las barrancas de la estanzuela de los Dominicos, posesión de la Orden en el actual deslinde Quilmes-Avellaneda, hoy terrenos de Urquizú, pocos centenares de metros al oeste de las vías del ferrocarril Sud, en el recorrido Don Bosco-Wilde.


En este paraje se echó pie a tierra, mudándose los caballos: “En un corral del mismo Santo Domingo”. El subinspector se detuvo para comer, lo que no se pudo conseguir hasta después de mucho tiempo, porque los negros que llevaban sus viandas se habían quedado muy atrás. El teniente Alzaga: “Oyó al subinspector quejarse de la poca substancia (sic) de la caba­llería y detestarla para siempre, y donde y cuando la tropa fue reconvenida por su fuga y desconcierto, contestaron que ellos habían manifestado sus deseos de combatir y defender la patria, en el concepto que no los habían de poner de carnada; pero que estando, como estaban, armados sólo de espadas, era claro que no pudiesen resistir al nutrido fuego de fusilería que habían hecho los ingleses”.
Después de tres cuartos de hora de descanso, en el momen­to que Arze iniciaba su almuerzo, se mandó reanudar la mar­cha hacia el Puente de Gálvez, al trote y al galope, por la no­ticia recibida de que el enemigo, a menos de una legua de dis­tancia, venía picando la retaguardia de los dispersos españoles. Al caer la tarde de ese día 26, los fugitivos hacían su pasaje por el Puente de Gálvez, marchando en desfilada por encontrar­lo casi cortado con el fin de impedir o por lo menos dificultar la entrada del invasor a la capital.
En cuanto al sargento Tabares, permaneció en su puesto, desde el cual, viendo perdida la acción y clavarse uno de los ca­ñones - que en la fecha de su declaración ante el Cabildo, 22 de julio de 1806, se hallaba aun en el mismo sitio - hizo lo mismo con el que tenía a su cargo y enseguida se retiró a su “casa en el mismo pueblo de los Quilmes”.
Los ingleses, por su parte, hicieron un alto de dos horas en el caserío de la Reducción; entre tanto, el cirujano Dr. Halliday: “Que había permanecido demasiado tiempo en el lugar que ocupamos por la mañana - dice Gillespie, indicando que el médico se entretuvo en el lugar del combate - fue bárbara­mente asesinado”. Fueron destacadas partidas en persecución y hostigamiento de los españoles fugitivos, y por la tarde, el ejército inglés emprendió la marcha hacia la capital del Virrei­nato. El grueso acampó a una milla del Riachuelo, vale decir en el actual barrio de “La Crucesita”, en Avellaneda, mientras que tres compañías del regimiento 71°, establecieron guerri­llas, río de por medio, con las tropas españolas que defendían el acceso al puente de Gálvez.

DESENLACE

Los sucesos posteriores, así como la ocupación de la ciudad y de la Fortaleza, no entran en el desarrollo de este trabajo, dedicado exclusivamente al primer contacto de las fuerzas invasoras con las tropas coloniales, luego de su desembarco sobre las playas de Quilmes.
Días, después, ya el 20 de julio del mismo año, Popham es­cribía a Miranda: “Acá estamos en posesión de Buenos Aires, el mejor país del mundo. Me gustan prodigiosamente los sud­americanos”. Agrega el autor de quien hemos tomado la refe­rencia: “En verdad, la estadía iba a ser corta y su entusiasmo por los criollos perecedero. El 12 de agosto se arriaba del Fuerte la bandera inglesa y Popham emprendía a la fuerza el agrio camino de la retirada”. (23)

Se reciben las primeras informaciones, 18 de junio de 1806

El desembarco, 25 de junio
Combate de Quilmes, 26 de junio
“Acción” de Gálvez, 27 de junio
La rendición, 27 de junio

José A. Craviotto — César Barrera Nicholson
Quilmes, junio 26 de 1944
Compilación, digitalización y compaginación Prof. Chalo Agnelli

* Ver en EL QUILMERO del viernes, 27 de junio de 2014, QUILMES Y LAS INVASIONES INGLESAS, 1806 - 1807 ¿Y EL TESORO? CRONOLOGÍA DE HECHOS

FUENTE 

Biblioteca Popular Pedro Goyena

Gentileza Flía. Bucich-Otamendi-Reinke 

FOTOS E IMÁGENES 

Academia Nacional de Historia. “Imágenes de la Invasión Británica 1806-1807”. Edición bilingüe. 

Archivo General de la Nación. 

Asociación Amigos de Santa Coloma

Néstor Antonio Pienso 

NOTAS

1.  - Sors, ob. citada en Bibliografía, pág. 7.
2.- Moreno, ob. cit. en Bibliografía, pág. 290. Para referencias acer­ca de la fecha de construcción de los puentes en los arroyos, conf. Antonio Torassa. “El Partido de Avellaneda”. La Plata, pág. 29 y sig.       
3.- Mapa del agrimensor Descalzi, agregado al Duplicado de mensu­ra N° 28 de Quilmes. Además, en la copia tomada por Lavalle, del mapa Descalzi de 1889, registro 698-28-3, como el anterior, en el Archivo de la Dirección de Geodesia y Catastro de la Provin­cia de Buenos Aires. Existen pruebas documentales antiguas; “el camino antiguo para gente de a caballo por encima de la Barranca del Río” (en 1614), y “el camino por donde se venía de la ciudad de Santa Fe, “se entendía por las inmediaciones de la barranca, que es el terreno propia para caminos”. Dirección de Geodesia, Catastro y Mapa de la Prov. de Buenos Aires. “Compilación de referencias documentales       Tomo 1, La Plata, 1933, pág. 93 y 97.
4.— Beverina, ob. citada en Bibliografía, tomo II, pág. 232. El rodeo a la izquierda a que se alude, corresponde a la ruta que, en aque­lla época, llevada a los pasos de Burgos, Chico, de la Noria, de Zamora y He los Remedios, todos sobre el Riachuelo o el Matanza.
5.— García de Loydi, cit. en Bibliografía, quien ha tomado el dato de D. L. Molinari, “La Representación de los Hacendados...”, pág. 24, nota al pié.
5 bis.-  Beverina, ob. cit.
6.— Parte de Beresford, mencionado en Bibliografía.
7.  — Groussac, ob. cit. en Bibliografía, pág. 25.
8.— Beverina, cit. Tomo 1, pág. 157 y 159.
9.— Hoy comprendida entre las calles Defensa, San Juan, Balcarce y Humberto Primo.
10.— Sors, ob. cit., pág. 215, nota al pié. En julio de 1805, desde la Ensenada se destacaron dos chasques en las estancias de Sosa y Rodríguez, y desde Buenos Aires, dos a Quilmes y dos al arroyo de Conchitas, para formar en dichos puntos los puestos de aviso.
11.  — Beverina, ob. cit., 1? pág. 183.
12.— H5, N° 37, Nota de Mayo 20 de 1937, del Jefe del Servicio Hidro­gráfico del Ministerio de Marina al Presidente del Museo de Quil­mes de Antaño: “De acuerdo a su atenta nota de fecha 4 de Mayo “del corriente, solicitando la localización de las puntas Quilmes “y de Colares, me es grato manifestar a Ud. que en la Carta del “Río de la Plata que se adjunta, se han indicado en tinta roja las “coordenadas geográficas de las puntos Quilmes, Colorada (Co­llares) y la chimenea de la Cervecería Quilmes...”. De la citada carta del Río de la Plata se han tomado los datos que consigna más en el texto, en valor y ubicación sobre el terreno.
13.— Conf. “Boletín de la Comisión Nacional de Museos y Monumentos”, año IV, N° 4, Bs. Aires, 1S42, pág. 571, y mismo boletín, año V, 5, Bs. Aires 1943, acta del 8 de junio.
14.  — Los testimonios y declaraciones de jefes, oficiales, suboficiales, tropa y vecinos armados que participaron en la acción de los Quil­mes o que presenciaron el desembarco, han sido tomadas, sal­vo indicaciones especiales que se hará constar expresamen­te, de la “Información hecha por el Cabildo de Buenos Aires, sobre la pérdida y reconquista de esta Ciudad en 1806. Octubre “31 de 1806. Buenos Aires. (Colección Coronado)”, que figura en el apéndice de la obra citada de García de Loydi, pág. 285 a 424.
15.  — En la imposibilidad de detallar meticulosamente las característi­cas del terreno, sobre todo en los años inmediatos posteriores al de la primera invasión inglesa, terreno que constituyó una verda­dera “Cabeza de puente”, remitimos al lector a la consulta del co­pioso material cartográfico o documental que señalamos en la bibliografía. Desde el año 1640, las características del bañado frente a Quilmes quedan señaladas del modo siguiente: “...y porque las dichas tierras corren desde la barranca de este “Río Grande de la Plata la tierra adentro, y de la dicha barranca al dicho río habrá poco más de media legua de ancho de tierras, anegadizos, pantanos, albardones y monte, de tierras vacas y despobladas.” Reg. Estadístico 1863, Tomo 1 Bs. Aires, 1864, Pág. 18, “Título de media legua de tierras, en el bajo de la chácara del General Francisco Velázquez Meléndez, en el pago de la Magdalena, al “susodicho, en 11 de Agosto de 1640”. Varias constancias documentales, permiten probar que la chacra de Velázquez Meléndez, ocupaba tierras hoy comprendidas entre Quilmes y Bernal, (Arch. de la Direcc. de Geodesia).
16.— Esta referencia la tomamos de Beverina, ob. cit., pág. 239 del tomo 1, quien a su vez la transcribe de Miguel Lobo, “Historia General de las antiguas colonias hispano-americanas”. Tomo III, pág. 241.
17.  — Moreno, ob. cit., pág. 97. Núñez, ob. cit. en bibliografía, Pág. 23.
18.— Los números no se refieren al calibre del cañón sino al peso del proyectil, expresado en libras; el proyectil esférico de 12 libras tenía un calibre aproximado de 12 centímetros, en tanto que los de 4 y 8 libras de peso se consideraban de pequeño calibre.
19.— Las transcripciones de Gillespie, Fernyhough, Beresford y Fopham han sido tomadas de las fuentes que se indican en la biblio­grafía adjunta.
20.— Véase nota 14.
21.— Esta marcha por la orilla de la barranca se hizo, a nuestro juicio, por el camino llamado antiguamente “de la cresta de las lomas”, que travesaba el frente de las propiedades entregadas por Garay en 1580, el cual, llegaba como es sabido, hasta el borde de las ba­rrancas. Hoy lo tendríamos señalado en parte por la avenida San Martín, en Bernal y Don Bosco y, ya en terreno bajo, en Wilde, en la prolongación de la citada avenida que, en el paraje antigua­mente llamado “la media luna”, convergía hacia la izquierda para llegar hasta Puente Chico a unirse con la avenida Mitre de Ave­llaneda.
22.— Creemos que la formación que se retiró por el “camino de las lomas” lo hizo por la zona de la cual calle Dardo Rocha y su pro­longación hasta Puente Chico (antiguo camino Puente de Gálvez, Puente Chico, Puente de Conchitas, Ensenada); la otra formación, “por las inmediaciones del bañado”, vale decir, por el camino se­ñalado en la nota 21, a menos que lo fuese por el actual camino a Mar del Plata, antiguo “del Tropezón”, o “de la Alianza”, que se reúne con el anterior frente a la vieja propiedad de la Orden de Santo Domingo, y que en su recorrido hasta ese punto bordea la cañada o bañado de Gaete; sin embargo, la lluvia caída en la no­che del 25, que inundó el bañado de Quilmes, debió también haber aumentado el caudal de agua de la cañada y de los desagües de la misma, haciendo tal vez intransitable el último de los caminos mencionados.
23.— Horacio Zorroaquín Becú. “De aventurero yanqui a cónsul porteño en los Estados Unidos”. “David C. de Forest, 1774-1825”, en “Anuario de la Sociedad de Historia Argentina”. Vol. IV, (año 1942), Bs. Aires, 1943, pág. 215.
NOTAS DEL COMPILADOR

[a] Prefiero “Invasiones Británicas” pues no fueron solamente ingleses los que invadieron nuestro suelo, también hubo escoceses, galeses e irlandeses, parte del Reino Unido de la Gran Bretaña. De todos modos se respeta el título original.
[b]Jean-Baptiste Philibert Willaumez (7 de agosto de 1763 - 17 de mayo de 1845) fue un marinero francés, oficial de la Marina y almirante del Primer Imperio Napoleónico. En 1806, Willaumez comandó un escuadrón en la campaña atlántica. Navegó hasta el Cabo de Buena Esperanza, Brasil y el Caribe, interrumpiendo el comercio británico y hostigando a sus fuerzas. En 1837, se lo designó par de Francia, y se retiró. En 1844, el rey Louis-Phillipe lo convirtió en conde.
[c]Juan Beverina (Córdoba, 24/8/1877 – 1943)fue un militar e historiador  considerado «uno de los máximos exponente de la larga tradición historiográfica del Ejército Argentino»
[d] Lugar que forma escalón en la costa o en el fondo del mar.
[e] Elevación del terreno
[f] Caballo ensillado y enfrenado a la brida
[g]Forrados
[h] O chasquis Mensajero que transmitía órdenes y noticias. 
BIBLIOGRAFÍA 
BEVERINA Juan. “Las invasiones inglesas al Río de la Plata", 2 to­mos, Bs. Aires, 1939. 
GILLESPIE Alejandro. “Buenos Aires y el interior. Observaciones reunidas durante una larga residencia, 1806 y 1807, con relación preliminar de la expedición desde Inglaterra hasta la rendición del Cabo de Buena Esperanza, bajo el mando conjunto de Sir David Baird, G. C. B. y Sir Home Popham C. C. B.”, Bs. Aires, 1921.
FERNYHOUGH Robert.- “Military memoirs of four Brothers (natives “of Staffordhsire) Engaged in the service of their country, as well “in the New World and Africa, as on the continent of Europe. “By the survivor. London. William Sams, St James’s Street, Book- “seller of the Royal Family. M. DCCC. XXIX”.
- “Parte de la captura de Buenos Aires por los Ingleses. Tomado de la London Gazette Extraordinary, 13 de setiembre de 1906”. Datado en el “Fuerte de Buenos Aires, 2 de julio de 1806”, firmado por W. C. Beresford. en “Anuario de la Sociedad de Historia Ar­gentina”. Tomo II, Bs. Aires 1940, pág. 582.
- “Extracto de un despacho del Comodoro Popham, Knight, dirigido a William Mardsen, E'sq.” fechado “Narcissus, fuera de Buenos Aires, julio 6 de 1806”. Anuario citado, pág. 592.
NUÑEZ Ignacio. “Noticias Históricas de la República Argentina”. Capítulo “De la Invasión de los ingleses sobre Buenos Aires el “año 1806”. Bs. Aires MCMXLIII.
GROUSSAC Paul. “Santiago de Liniers, conde de Buenos Aires”. Bs. Aires, 1942.
MORENO' Manuel. “Vida y Memorias del Dr. Dn. Mariano Moreno...”. Capítulo “Verificada la conquista por el Mayor Beresford, el Dr. “Moreno trabaja unas Memorias de este suceso, cuyo extracto se “dá, edición original, pág. 84 a 100. Londres. J. M’Creery, Black- horse court, Fleet-Street, 1812.
GARCIA DE’ LOYDI L. “El Virrey Sobre Monte”. Bs. Aires, 1930. De su valioso apéndice documental hemos obtenido la “Información “hecha por el Cabildo...” que mencionamos en la referencia 14.
SORS DE TRICERRI Guillermina. “El Puerto de la Ensenada de Ba­rragán 1727-1810”. La Plata, 1933. 
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA 
Beverina, Juan Bartolomé. “Las invasiones inglesas al Rio de la Plata 1806-1807”. Editorial Más Letras Comunicaciones 2015
Bent, John. “The 1806-7 British Expedition to the Río de la Plata”. 98Libros de Hispanoamérica - PDF
Capdevila, Arturo. "Las invasiones inglesas. Crónica y evocación". Espasa Calpe S.A. Colección Austral, cuarta edición, 31 de octubre de 1951 (en la BPPG)
Cuadra Centeno, P. A.; Mazzoni, M. L. (2011) “La invasión inglesa y la participación popular en la Reconquista y Defensa de Buenos Aires 1806-1807”. Anuario del Instituto de Historia Argentina (11), 43-71. En Memoria Académica. Disponible en: 
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.5243/pr.5243.pdf
Estrada, Marcos M. de.”Invasiones Inglesas Al Río De La Plata 1806 – 1807” Librería Histórica. Buenos Aires 2009. 
González, Julio César. "El Real Consulado de Buenos Aires, durante las invasiones inglesas" (1806-1807) Bs. As. 1941 (Apartado del Anuario de Historia Argentina II (1940) Editado por la Sociedad de Historia Argentina. Bs. As. 1941 (en la BPPG)
Livacich, Serafín. "Notas Históricas" (Con ilustraciones) Bs. As. Cap. VI Pág. 223 a 238 (en la BPPG)
Roberts, Carlos. “Las Invasiones Inglesas Del Río de la Plata (1806-1807)”Taller Gráfico, S.A. Jacobo Peuser. Buenos Aires, 1938, Primera Edición 
Pearson, Isaac R. - Las Invasiones Inglesas - 1901-PDF 
CARTOGRAFÍA
“Carta del Río de la Plata publicada por la Dirección Hidrográfica “‘de Madrid en el año 1812, de acuerdo a los trabajos efectuados por el “teniente de fragata Andrés de Oyarvide”, en T. Caillet-Bois, “Ensayo “de Historia Naval Argentina”, Bs. Aires, 1929, pág. 242.
“Plancheta 3927 b, escala 1/25.000. Instituto Geográfico Militar, Edi­ción 1948’*.
“Relevamiento altimétrico del partido de Quilmes. Oficina de Obras “Públicas de la Municipalidad. Escala 1/10.000”.
“Plano de la concesión Cóndor. Municipalidad de Quilmes. Obras Pú­blicas”.
“Ministerio de Obras Públicas. Sondeos efectuados frente a Quilmes en el año 1924. Escala 1/10.000”.
“Servicio Hidrográfico del Ministerio de Marina. Carta del Río de
La Plata, de Buenos Aires a Montevideo, con correcciones hasta 1937”. 
EN EL ARCHIVO DE LA DIRECCIÓN DE GEODESIA, CATASTRO Y TIERRAS DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES:
Registro N°1276-29-3- plano del año 1824. (Manzo)
Registro N° 698-28-3- plano del año 1839. (Descalzi)
Registro N° 388-25-1- plano del año 1818 (Mesura)
Registro Duplicado N° 28 Quilmes del año 1837. (Descalzi) 
EN EL ARCHIVO DE LA JUNTA DE ESTUDIOS HISTÓRICOS DE QUILMES, LOS SI­GUIENTES PLANOS Y DOCUMENTOS QUE SUPONEMOS INÉDITOS: 
Nota del Jefe de Policía interino a Juez de Paz de Quilmes, de marzo 17 de 1852. Legajo C. Carpeta 1852.
Nota del Juez de Paz Maldonado a Ministro de Gobierno. Junio 1857. Legajo C. Carpeta 17.
Plano Muñiz del bañado, año 1867, copia del año 1884, en Sección Municipalidad, carpeta 1884, legajo B-l-1884.
Notas relativas a las obras de la“Concesión del tramway a caballo”, del año 1874. Carpeta 1874. Expediente 1-B-1874.
Plano de mensura del bañado por Silva, año 1874. Carpeta C, 1874.
Plano y perfil longitudinal del camino a la Ribera. Silva. 1882. Car­peta 1882, Leg. C. 1882.
Plano de la concesión Parry. Silva. 1887. Carpeta 1888-P-1
Plano del bañado norte. Silva. 1891. Carpeta 1892. 124-P-1892.


JUAN BOTTASO, UN CRACK QUILMEÑO EN LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL DE 1930

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En pleno Mundial de Fútbol Rusia 2018, recordamos a algunas de nuestros deportistas, especialmente a destacados futbolistas: Vicente Zito, Juan Arrillaga, Emilio Quadrio, Ramos Delgado… y especialmente a un quilmeño que participó de la primera final de una copa mundial, Juan Bottaso.*
 Retrato de Bottaso (aquí con dos 's' y una sola 't') por Jorge Luis Barton para la revista A.B.C. de Quilmes
“CORTINA METÁLICA” 
Juan Bottaso nació en Quilmes el 23 de octubre de 1908 y murió en esta misma ciudad el 23 de diciembre de 1950. Fue una figura brillante del fútbol argentino. A pesar de su baja estatura (1,69 m.) estaba muy consolidado en el arco. El periodista Alfredo Rossi, quien firmaba sus artículos con el seudónimo de Chantecler, lo apodó  “Cortina Metálica”. Su popularidad motivó a H. Zamora y M. Padula, quienes compusieran el tango “La cortina metálica” cuya letra dice:

“¡Arquero lindo!, ni el viento pasa; toda la hinchada tiene en su puño. Vengan ‘balazos’ que es de buen cuño, Sólo los brujos lo vencerán (...) La tribuna entera te saluda… ‘Botasito’, Porque sos el mago de la hinchada. Los domingos sos cortina de negocio que al balazo desafió. Y tenés el alma dura frente al ojo del cañón”. (textual)

Tapa de El Gráfico y a la derecha archivo del diario El Sol
COMIENZOS
Se inició en el fútbol en San Lorenzo de la Liga Quilmeña, donde la hinchada, primero, lo apodó "tenacita" por la forma en que aprisionaba la pelota. Pasó al Quilmes Atlético Club donde jugó en 1925 y 1926, año en que tuvo una insuperable actuación fren­te a San Lorenzo y al finali­zar el partido – que terminó con el triunfo “Azulgrana” - los jugadores visitantes alzaron en andas al rubio arquero quilmeño.
En 1927, pasó a Argentino de Quilmes, continuando con los éxitos. En Los Mates se lució frente a Estudiantes de La Plata.
En 1928, integró el equipo de Provincia en los clásicos encuentros frente a su similar de Capital Fede­ral. También fue parte del seleccionado que en la vieja cancha de Sportivo Barracas enfrentó a los escoceses y a los españoles. 
En 1930, pasó al equipo de Gimnasia y Esgrima de La Plata en la gira que reali­zaron por Europa: Portugal, España, Francia y Checoslo­vaquia, países que conocieron el amplio hándicap del arquero.
Para esa época ya había alcanzado gran popularidad, elogiado por los cronistas deportivos y respetado por sus colegas, el goleador Francisco Varallo [1] lo destacó al confesar “supo atajarme goles cantados”. 

Equipor de Quilmes A. C. Bottaso arriba en el centro.
FINAL DE LA COPA MUNDIAL DE FÚTBOL DE 1930 
En junio de 1930, Bottaso defendió el arco argentino en la final del campeonato Mundial dispu­tado en el “Estadio Centenario” de Montevideo; donde debió reemplazar al entonces arquero titular, Ángel Bossio,[2] en la semifinal contra Estados Unidos y luego en la final contra Uruguay, jugando lesionado la mayor parte del encuentro. Fue la primera final de una Copa Mundial, se enfrentaron los dos finalistas del torneo de fútbol olímpico de Ámsterdam/1928,  las selecciones de Uruguay y Argentina. Los locales alcanzaron el primer título mundial al derrotar a Argentina por 4 a 2.
En 1931, fue transferido al Racing Club de Avellaneda donde se lució hasta fines de 1935, pasando en 1936 al Quilmes Atlético Club.



1935. San Lorenzo 5 – Racing 2, en Boedo. En la foto el segundo gol de San Lorenzo: Luis Rojas al arquero Juan Bottaso. Fotos del Club Atlético Atlanta (Buenos Aires, Argentina), en su gran mayoría aportadas por Edgardo Imas y su archivo.

Transcurrió los últimos años de su brillante carrera deporti­va frente a River Plate, en un partido nocturno disputado en el viejo estadio de la avenida Alvear y Tagle.
En 1933, siendo ídolo de la Academia, declaró: “… a mí no me fue bien en el profesionalismo. Paciencia. Yo fui correcto, confié en palabras y me engañaron. Sólo pido a los dirigentes que sean correctos”. Declaró que su mayor placer “… sería patear un penal. A lo mejor lo erro y me toman el pelo, pero si lo llego a acertar me saco un viejo gusto”. 

DISTINCIONES 
Obtuvo la Copa de Honor Sr. Adrián Beccar Varela (1932) y la Copa de Competencia (1933)
Juan Botasso prestigió el fút­bol quilmeño, el nacional y fuera de las fronteras de nuestro país. El diario Clarín lo definió “siempre sereno, correcto, siempre poniendo el pecho a los vendavales, defendiendo su meta con valor temerario, con sus manos de garfio”. Otra crónica de entonces lo destacaba diciendo “su agilidad y su seguridad desconciertan a los rivales, que ya no saben para qué lado shotear pues él solo cubre todo el arco”. Y la revista ‘El Gráfico’ tituló: “¿Es Juan Bottaso el mejor goalkeeper argentino?” 
Finalizó su carrera en 1937, en Primera B, defendiendo la meta de su equipo, Argentino de Quilmes, Alsina y Ceballos. 
La Cortina Metálica tuvo un reconocimiento popular en vida. Fue el 3 de septiembre de 1950. Esa tarde Racing inauguró el ‘Cilindro’. Recibió una ovación inusitada. Se emocionó a tal punto que no pudo contener las lágrimas; ya estaba gravemente enfermo. Murió muy joven, tenía tan solo 42 años, un mes después de aquel merecido homenaje.


Mercedes Simone "La Dama del Tango" Con el golero Juan Bottaso de Quilmes y de la Selección, En Mar Del Plata (Anotando Fútbol http://anotandofutbol.blogspot.com ) 

HACIENDO MEMORIA

Siempre ocurrió lo mismo. El arquero es considerado como un verdadero valor cuando consigue - a costa de cualquier esfuerzo - mantener su valla invicta. Es que él debe ser efectivo cuando todos fallan; él tiene que acertar cuando todos yerran: debe estar sereno cuando todos están nerviosos y debe hacer, con su acción, inútiles los esfuerzos de la delantera contraria. Para él los hombres llegan, pero la pelota no debe pasar. Tal el caso del famoso guardavalla del Racing Club Juan Botasso, (sic) a quien evocamos desde estas fotografías de nuestro archivo y que por esa fecha era calificado como "el menos elegante, pero el más efectivo". Y todos estuvieron de acuerdo.Revista PBT, 03/1955http://www.magicasruinas.com.ar

Compilación e investigación Chalo Agnelli

Colaboración Prof. Mora Camarero Deprati de Barati y

Mart. Domingo W. Araujo
*En algunas publicaciones el apellido aparece como Botasso y en otras como Bottaso, que es el de familiares que aún residen en Quilmes. 
FUENTES
Anotando fútbol - Quilmes Parte 9 
Archivo de la Biblioteca Popular Pedro Goyena.

Blog “Anotando Fútbol”: http://anotandofutbol.blogspot.com

Gallego, Justiniano. ‘El Sol Deportivo’ del sábado 9/7/1994 y del viernes 4/10/1996.

Hemeroteca del diario “El Sol” de Quilmes


Revista A.B.C. de Quilmes, 1927

“Un Caño” http://revistauncanio.com.ar
http://www.unidosporelmate.com.ar/
Wilkipedia
NOTAS


[1]Francisco Antonio Varallo nació en La Plata el 5 de febrero de 1910 y falleció en su ciudad natal el 30 de agosto de 2010, a los 100 años. Fue conocido por su seudónimo «Pancho» Varallo. Se desempeñó principalmente en el puesto de delantero. Comenzó su carrera en el Club de Gimnasia y Esgrima de La Plata  y posteriormente se trasladó al Club Atlético Boca Juniors. Obtuvo cuatro títulos de la Primera División Argentina entre 1929 y 1935. El 15 de julio de 1930, debutó en la primera Copa Mundial de Fútbol y triunfó ante Francia  1-0. En el segundo partido, con México como rival, anotó uno de los seis goles de su equipo. Luego se lesionó ante la selección chilena y no pudo incursionar en la semifinal contra que Argentina ganó 6-1. Sin embargo, logró reponerse lo suficiente para participar en la final del 30 de julio contra Uruguay que la selección argentina perdió finalmente. El primer tiempo había sido ganado por Argentina 2-1, mientras que el segundo fue aventajado por Uruguay 4-2.Wilkipedia
[2]Ángel Bossio (1905-1978) se desempeñó como arquero. Fue ganador de una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Ámsterdam 1928. Integró también la selección argentina que salió subcampeona mundial en la Copa Mundial de Fútbol de 1930, jugando en tres partidos de la serie clasificatoria. Dos veces campeón de América en 1927 y 1929. Bossio fue llamado “la maravilla elástica”.Wilkipedia
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